Boca llegó al Monumental, como punto total. Hace rato que no llegaba tan de punto como en esta ocasión, pero con la salvedad (que lo veníamos diciendo) que la recuperación y la gota de esperanza que vimos en el partido ante Estudiantes de La Plata, nos hacía tener, moderadamente, confianza.

Boca fue a la cancha de River a ser protagonista. A través de su técnico, y de un partido que le fue a jugar de igual a igual, cosa que hizo bien los primeros 10 minutos, luego no. ¿Y por qué? ¿Por qué falló el técnico? No. Porque los actores no cumplieron el papel que se les había dado.

El mediocampo de Boca, brilló por su ausencia. Desde los 10 minutos, perdió totalmente el control. Uno pensaba, miraba y sentía que a Molinas el partido le estaba quedando grande. Los nervios me parece que le jugaron una mala pasada. Medina, muy estático. Y Ramírez, con poco contacto con la pelota. El único que siguió manteniendo una calma futbolística, templanza y calidad de conceptos, fue Pol Fernández.

Boca se sostuvo en ese primer tiempo, gracias a un Rossi perfecto; a un buen trabajo de la zaga central, a un Advíncula que no dio ninguna por perdida y fue mal amonestado y lo condicionó para el resto del partido; y por Pol Fernández. El resto ausente y sin aviso. A Villa y a Benedetto las pelotas no les llegaban, eran a cuentagotas. Cuando la tenía Villa, le llegaba muy solo e intentaba la individual o estaba anulado. Y el Pipa, aportó muy pero muy poco... Evidentemente su estado físico y de salud no era el ideal.

Battaglia leyó el partido. Lo leyó antes, porque lo planificó de una manera que tapó a Enzo Pérez, a Enzo Fernández, y trató de salir rápido en el momento que recuperaban las pelotas. Fallaron los sectores. En el entretiempo corrigió lo que debía corregir: sacó a Advincula, porque si no lo podían echar, estaba claro eso. Entró Figal, de grata sorpresa. Jugador de una categoría inmensurable. Y también lo sacó a Pipa, que no estaba para jugar, y entró el pibe Vázquez, que en la primera que tocó demostró que iba a ser importante. Pivoteó, tuvo situaciones, descargó...

El segundo tiempo arrancó parecido; igual River no generaba mucho. Llegaba hasta tres cuartos y nada; las pocas que tenía las contuvo un seguro arquero de Boca. Hasta que vino el gol, que por supuesto fue un error de su defensor, pero se lo vio despierto y con pilas a Villa. Y eso fue fundamental para que pueda recuperar la pelota, eludir magistralmente al arquero y convertir el 1 a 0.

Desde ahí, Boca ejecutó el plan a la perfección. Los jugadores agarraron confianza, continuidad y la pelota. Tuvieron situaciones. El ingreso de Romero fue importantísimo; que juga muy bien, y si hubiera estado de entrada el desarrollo sería diferente, pero estaba para 60/70' minutos y Battaglia lo puso bien. Óscar le dio tenencia, profundidad, situaciones y pelota paradas.

Pol Fernández siguió brillando, jugó un gran segundo tiempo, lo mismo que Villa, que después fue imparable y generó muchísimo; al igual que Ramírez, que se despertó y tuvo situaciones; lo mismo que dos zagueros; bien Fabra en el segundo tiempo, aunque en el primero tampoco fue un desastre. Y por supuesto, la figura de Boca fue Rossi.

Boca fue a la cancha de River, a conseguir un triunfo, que lo consolida como equipo y como grupo. Fue a la cancha de River, con una planificación perfecta, de un técnico castigado, un técnico manipulado por la prensa, menospreciado... Qué no se dijo de Battaglia. En la intimidad, Bianchi me dijo una vez, "el heredero". Hay que darle tiempo a Sebastián. Planificó el partido de la mejor manera, los cambios de la mejor manera. Lo leyó al partido.

El León está cada vez más seguro y más completo en todos sus argumentos y decisiones. Boca se está consolidando de a poco como equipo. Tiene jugadores, tiene elementos. Cuando Benedetto este al 100%, cuando Romero este al 100%, cuando, tal vez, que ayer hubiera sido importante la presencia del Pulpo González. Descubrió en Figal que tiene un jugador de alta categoría. El chico Avila jugó 5 minutos y pero pegó una murra: no le pesó el partido. Y consolido a un arquero, que uno le reclamaba una actuación como este partido, que es un gran atajador de penales, ayer fue dueño del área, salvó pelotas impresionantes. Fue la figura del equipo: Agustín Rossi.

Cada Napoleón, tiene su Waterloo. A este, le llegó el Waterloo de Boca. Basta de excusas. Ganó Boca, ganó bien. ¡Festeje, pueblo bostero!