En la serie con Palmeiras fue superior en la Bombonera y en el Allianz Parque jugó un excelente primer tiempo. En el segundo todo se complicó pero lo sacaron adelante porque este plantel tiene una fortaleza inquebrantable. Los pibes y los grandes siempre dan la cara en las difíciles.

Nuevamente Chiquito Romero volvió a ser determinante y sus compañeros volvieron a tener la templanza para patear los penales. En los 90 Cavani jugó un gran partido pero tuvo la mala suerte de no convertir en la definición. En San Pablo vi, como siempre pasó en esta Libertadores, a los jugadores muy unidos y con el objetivo muy claro. Todos lucharon, a lo Boca, cada pelota para conseguir lo que vienen buscando desde que comenzó la competencia.

Hace varias semanas vengo diciendo qué hay que confiar y con la obsesión que tenemos por el 7, se generó una energía muy positiva que se sintió en Brasil.

Este grupo está bien y se van a preparar para lo que viene con toda la convicción. Lástima que Marcos Rojo se lo pierde pero tiene a un gran reemplazante como lo es Nicolás Valentini.

Con garra, entrega y jugando con el corazón, con la cuota de sufrimiento, el equipo de Almirón está escribiendo la historia a lo Boca. La mística está latente y estoy seguro que estos futbolistas nos van a demostrar que la séptima es posible ganarla.

Se vendrán partidos por la Copa de La Liga y Argentina que les sirven para ir preparando el once para el 4 de noviembre en Río, además es muy importante seguir recuperando jugadores (como Langoni, Nico Figal, Pol Fernández) para que lleguen bien.

Tenemos con qué y vamos Boca, el Fluminense es otro club brasileño que nos motiva mucho.