"La Copa Libertadores es mi obsesión, tenes que dejar el alma y el corazón", la canción se escuchó con fuerza hoy y así será hasta el 28 de septiembre cuando Boca enfrente a Palmeiras. Con el sueño por la séptima intacto, el equipo de Almirón salió a jugar hoy ante Tigre

Desde ahora y hasta el partido con los brasileños, Almirón tiene la idea de potenciar el funcionamiento del equipo, afianzar a los refuerzos y que el plantel se haga más fuerte de cara a la serie contra el equipo brasileño.

Lo novedoso de arranque fue la presencia de Cavani y Benedetto juntos, algo que el entrenador tenía pensado hace un tiempo pero no había puesto en cancha. Más movedizo el uruguayo, estático Benedetto, que salió en el entretiempo, y generaron poco de acuerdo a la expectativa que había en la previa.

El primer tiempo de Boca fue malo. Un equipo partido, lento, deslucido, que generó poco en ataque y que se dejó manejar la pelota por Tigre. Se jugó como quiso el equipo de Pusineri, que hasta tuvo las situaciones más claras

En el segundo tiempo nada cambió. Solo fue el empuje y juntar gente en ataque pero sin ideas, sin alguien que rompa líneas. Inexplicable la actuación de Boca, una noche para el olvido