Indudablemente el presente de Boca es incierto; un equipo que no encuentra funcionamiento, rendimientos individuales bajos, carencia de resultados, un DT sin respuestas. Sin embargo, la única certeza hasta este miércoles era la fidelidad innegociable del hincha.

No obstante, ayer por la noche algo cambió. Por primera vez después de muchísimo tiempo se escuchó el "Movete Boca movete, movete deja de joder, esta hinchada está loca, hoy no podemos perder". Quién ha visitado frecuentemente la Bombonera sabe que esta manifestación no es habitual y solo se produce en raras excepciones, al punto tal que con Battaglia como DT nunca se escuchó algo así.

Murmullos y quejas ante las imprecisiones o pases hacia atrás, fueron otras de las sentencias de la afición. Ya en la etapa complementaria la paciencia se fue agotando y ante cada pase mal dado el hincha se quejó inclusive con los más "pibes" algo que tampoco había ocurrido previamente.

Sobre el final del partido y el ingreso de los jugadores al túnel, posiblemente se dio la reprobación más marcada: silbidos de varias partes del estadio exceptuando la 12, que fue el único sector que acompañó durante los 90 minutos.

Evidentemente la paciencia tiene un límite y la del hincha de Boca también. Hasta aquí parecía que todo lo aceptaba y estaba bien. Sin embargo, ayer quedó demostrado que no soporta ni una más.

Se vienen partidos trascendentales para el Xeneize en la Bombonera: Atlético Tucumán, el puntero del campeonato y luego River. Indudablemente los jugadores deberán mostrar otra actitud si no quieren que lo que son algunos silbidos se transformen en unanimidad.