En tono recriminatorio podría aleccionar desde mi atrevimiento sin ser entrenador: "No era tan difícil, un 5 natural en el medio, dos internos acompañando, un 9 centralizado y dos delanteros como extremos. Sin improvisar ni hacer experimentos". La radiografía del equipo cambió claramente.

El mayor cuestionamiento apuntaba a los cambios de formaciones partido a partido. Al mismo tiempo coincidían rendimientos individuales muy bajos y falta de sorpresa en algunos jugadores. Es cierto que las culpas son repartidas, pero las flechas apuntaban y apuntan al cuerpo técnico. Ellos son los responsables de hacer jugar al equipo de acuerdo al plantel que tienen.

Históricamente los entrenadores son marcados por la Copa Libertadores, sobre todo desde Carlos Bianchi en adelante. Almirón no será la excepción. Inmerso también en la órbita de las críticas, también vale aclarar que llevó al equipo hasta donde se habían propuesto llegar: entre los 4 mejores de América. Y desde la lógica lamentable que nos guía será juzgado por los resultados.

Probó esquemas, les dio chances a todos los jugadores y hasta improvisó posiciones. Sin embargo todavía el equipo de memoria no se ve reflejado en el juego. Tiene la mayoría de los titulares que vienen diciendo presente en la Libertadores, pero después de 33 partidos no tiene las formas.

A una semana de abrir la Semifinal nadie se anima a arriesgar no solamente con que once saltará a La Bombonera sino con qué esquema buscará neutralizar a Palmeiras. Previo a jugar con Defensa y Justicia me animaba a confirmar 9 titulares supeditado a la elección del esquema. Hoy esa percepción se ve alterada por los buenos rendimientos que mostraron algunos jugadores en Santiago.

Hacía 6 partidos que Boca no ganaba en los 90 minutos y lo hizo. Cortó una racha negativa de tres derrotas al hilo en la Copa de La Liga y además volvió a hacer goles dejando atrás una estadística pesada que aseguraba que hasta el partido ante Central Córdoba, sólo había convirtió en uno de los últimos 6 juegos.

Si bien es positivo y beneficioso dejar atrás números negativos, lo más destacable de los 3 puntos fue de la manera que los consiguió. Se vio un equipo con cuerpo y con individualidades que piden titularidad en Copa Libertadores. Blondel, Valentini, Campuzano, Bullaude, Janson, Zeballos y Merentiel comienzan a golpearle la puerta al entrenador para meterse en la Misión Libertadora o al menos que puede contar con ellos si los necesita.

Almirón tiene todo lo que cualquier entrenador pudiera envidiar. Deberá acomodar las ideas, los conceptos y dejar de lado los experimentos. Si comienzan a jugar los que merecen jugar por nivel y no por apellido, puede abrirse una puerta grande para seguir ilusionándonos sin depender de Chiquito Romero.