Desde esta columna de opinión, siempre fui partidario de que los procesos deben empezar y terminar. Siempre fui partidario de apoyar las gestiones que se inician. Battaglia ha transitado un camino en la dirección técnica muy novedoso, un camino de poca experiencia, de poco recorrido y luego de un exitoso paso por la Reserva, se vio con la obligación y con la propuesta de asumir la dirección técnica del equipo de primera ante la salida de Russo.

En principio fue un interinato pero la suerte de los primeros partidos lo fue acompañando. El equipo cambió, los jugadores le respondieron, encontró una forma de jugar, promovió juveniles y Boca empezó a tener actuaciones más convincentes después de lo que fueron los últimos partidos del ciclo de Russo.

Está claro que hay una falta de experiencia, una falta de recorrido y que la primera de Boca no puede ser un tubo de ensayo. Tiene que ser para técnicos consagrados. Tal vez, para el interinato estaba bien hasta que se buscase un técnico nuevo. Pero la obtención, por suerte, y celebrada obtención de la Copa Argentina hizo que tenga la confirmación de la continuidad como técnico de Boca durante un año más.

En este 2022, si bien Boca está entre los 4 primeros que clasifican a la próxima fase de la Copa de la Liga, el rendimiento deja mucho que desear y hay cuestiones que son cuestionables y rebatibles. Vuelvo a repetir lo que vengo repitiendo aquí en Puro Boca: el estado físico del plantel no es el ideal. Entre los desgarrados y lesionados le sumás que se ve a un equipo que se cae en un momento del partido. Luego, de repente, puede tener lapsos de 15-20 minutos, los primeros, generalmente, donde juega bien. Donde presiona, recupera y donde genera situaciones. Después va cayendo y mermando su rendimiento. Lo atribuyo esencialmente a una cuestión física.

Battaglia se ha equivocado en cambiar el esquema. Cuando utilizó el 4-3-1-2 se vio que el equipo empezaba a adquirir una identidad, se vio que empezaba a tener un funcionamiento, que empezaba a jugar a algo. Para algo lo compraron a Romero y para algo está Aaron Molinas. No se entiende porque de buenas a primeras volvió al 4-3-3 donde no le está dando resultado y no le dio resultados. Boca perdió otra vez la identidad de juego.

En los últimos partidos, no solamente que no ganó y empató, sino que jugó mal. En muchos de ellos empezó ganando inclusive. Tuvo la ventaja de empezar ganando, poder manejarlo y no supo. ¿Falta de estrategia? ¿Rendimiento de los jugadores? Es un mix de todos. No es todo de Battaglia, también de los jugadores. Muchos están en bajísimo nivel. La defensa de Boca: Rojo y Fabra, en los últimos partidos, han decepcionado. Las lesiones de Ávila, Izquierdoz y Zambrano también contribuyeron.

Pol Fernández volvió de una lesión mucho más bajo de lo que estaba jugando y todavía no encontró laderos. No se justifica porque insiste con un Ramírez que nunca volvió a tener el nivel que tuvo. Con un Medina que no aporta nada. Vega cuando jugó contra Vélez demostró más, dale la posibilidad. Jugá con un enganche, con Romero o con Molinas, y con dos delanteros. No hay obligación de poner a Benedetto y Vázquez juntos. No sirve. Sirve para un determinado momento de un partido que tenés que salir a ganar en los últimos minutos, pero no como ideología futbolística. Hoy está claro que el 9 de Boca tiene que ser Benedetto. Por goles, rendimiento, por presencia y por liderazgo. Que el chico espere. Cada vez que entra, cumple. Le tocará entrar en partidos cuando Boca esté jugando otro tipo de torneos y tengan que rotar el equipo. Pero hoy el titular tiene que ser Benedetto y Boca tiene que volver a jugar con el 4-3-1-2.

¿Es tarde todo esto que digo? Sebastián Battaglia está en jaque por todo lo que dije. Por los errores, por la falta de idea futbolística del equipo, por la falta de planteamiento, por el mal estado físico del plantel, por algunos cambios insólitos que realizó durante estos últimos partidos. Está en jaque, el mate como siempre lo tiene Román. ¿Será?