Muchas veces para poder analizar algo que sucedió, es mejor tomarse unos días para realmente tener una perspectiva más clara de las cosas. Es por eso que en mi Columna voy a analizar las consecuencias de lo que sucedió en la semana, muy movida, que vivimos en el mundo Boca.

Desde el lunes pasado, cuándo se dio la discusión de Agustín Almendra con Battaglia, como también con varios de sus compañeros que estamos refiriéndonos al tema. Luego las declaraciones de Pipa Benedetto, en Córdoba, que retumbaron mucho por ser crudas y directas.

El grupo habló internamente y los referentes más importantes (Cali Izquierdoz, Pipa Benedetto y Marcos Rojo) continuaron con su ascendencia para marcar un camino que está basado en el RESPETO. Cuando alguien cruza ese límite, es un hecho que no podrá convivir con comodidad. Es por ello que Battaglia decidió separar a Agustín Almendra, que ya no tiene retorno, para volver a estar entre los jugadores de la primera división. Lo de Varela es diferente y seguramente aprendió del error que cometió.

De todo esto, el que quedó y salió de la situación muy fortalecido es Sebastián Battaglia. Primero por el apoyo inmediato de los jugadores más importantes del plantel, segundo por el sí rotundo que tuvo por parte del consejo de fútbol como también de los dirigentes del club, sin olvidarme del apoyo de los hinchas a los dichos de Pipa Benedetto (hice una encuesta en Córdoba que salió 20-0 a favor del 9 Xeneize que plantó bandera como líder que es).

A veces de las crisis, algo positivo queda y Battaglia tiene a su favor todo lo que enumeré anteriormente. El DT marcó un rumbo y el que no quiera transitarlo terminará como Almendra, en la reserva o siendo transferido. Todo aquel que quiera sumar, es bienvenido pero el que no, queda expuesto y expulsado porque durante las últimas semanas cuidó que todo hecho de indisciplina quede en una advertencia.

En Boca empiezan a tener más tranquilidad interna y los resultados se están dando -desde el 24 de noviembre del año pasado que no pierden un partido-. Sólo falta que sigan mejorando en la generación de juego como en el estilo que desean tener.

Este miércoles pasado, la actuación de Óscar Romero y el segundo tiempo de Pol Fernández de 5, invitan a tener esperanza para ver a un equipo que irá jugando cada vez mejor. Lo de Pol creo que es algo para tener muy en cuenta y, desde mi humilde lugar, lo pediré con más frecuencia porque es un jugador que puede cumplir esa función. Tiene todo para hacerlo bien.

El sistema con enganche, llegó para quedarse y la idea es seguir jugando así con Aaron Molinas u Óscar Romero para cumplir con ese legado.

Se vienen partidos claves y con el retorno a la Bombonera, este domingo ante Huracán, casi un mes de competencia en la que sabremos realmente para qué están. Juegos difíciles como claves ante Estudiantes (protagonista de la zona B de la Copa Liga Profesional) y River, en condición de visitante.

Deseo que sea con mucha paz gracias a los buenos resultados positivos.