Darío Ismael Benedetto, ese jugador que tiene tatuado en un costado de su panza "esto es Boca". Que vive el hincha como futbolista profesional. Y que deja la vida por los colores. Su llegada en 2016 era una sorpresa para extraños, pero no para propios, porque con el tiempo, pagó con goles.

El Pipa debutó en julio por la Copa Libertadores ante Independiente de Ecuador. Tres partidos después, marcó un gol ante Santamarino de Tandil, por Copa Argentina. Pasaron otros tres encuentros y la sequía volvió a marcarse. Eran 7 partidos y un solo gol. Desde la tribunas se pedían por los goles del 9. Y como dice la canción "aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, los goles de Palermo ya van a venir...", también valió para Benedetto.

Lo bueno se hizo esperar y el nueve se destapó con un tremendo triplete ante Quilmes. Desde ahí, empezó una historia de amor. Este libro que aún escribe Benedetto, lleva ya 111 capítulos, en los cuales, hay 60 historias de gol. ¿Qué quiere decir esto? Que cada un poco más de una hoja y media, Benedetto se anota un gol más en su historial. Ese es el promedio. Un animal.

Y esto es sin medirlo por la cantidad de minutos jugados, porque en sí, el Pipa lleva en total 7.719', que significan casi 86 partidos completos. Su promedio sería aún mejor. Hoy el narigón se ubica en el puesto 23 de la tabla de goleadores histórica de Boca Juniors. Para llegar al top 10, debería superar los 94 goles de Carlos Tévez.