La transmisión del equipo de la cancha a los que estábamos afuera, algunos trabajando, comentando, relatando, otros alentando desde las tribunas, esos pocos lugares que nos dieron, fue de una seguridad y de una autoridad desde el minuto uno.

Uno sentía, porque venía transmitido desde abajo, inclusive en los momentos más complejos, que fueron los primeros minutos del primer tiempo y después, por supuesto, los últimos 20 del partido, uno sentía como que los muchachos dentro del campo de juego te estaban diciendo: "tranquilo, acá estamos nosotros para poner lo que normalmente el jugador de Boca tiene que poner en este tipo de partidos, de instancias y en la Copa Libertadores de América".

Boca fue el eterno Boca Copero, el que siempre soñamos ver, que lo vimos en la serie con Nacional, especialmente en Montevideo, que lo vimos en la serie con Racing, especialmente en Avellaneda, y que lo vimos con Palmeiras, especialmente en San Pablo. ¿Qué quiere decir esto? Se hizo toro en rodeo ajeno. A ver, Boca gana las tres series por penales mereciendo ganarlas en los 90 minutos, o en los 180 minutos.

Tanto en Montevideo, como la de Racing, como esta. Boca fue superior. Boca es justo finalista. Partamos de la base de que Boca es justo finalista, que no hay equipo en la Copa Libertadores que haya jugado mejor que Boca. Ninguno lo superó. Aún en la única derrota que tuvo, que fue en Colombia, no mereció perder, porque no tenía controlado el partido. Boca ganó todo lo que jugó. Y merece, sin brillo, sin estridencias, merece estar donde está, en la final.

Contra todos y con todos. Con todos los bosteros. Que nos olvidamos, por algunos minutos, de los errores conceptuales de Almirón, que planteó el partido de una manera perfecta. Perfecta el partido en San Pablo. Y que después nuevamente se equivocan los cambios. De una manera increíble que puso, inclusive, en peligro la victoria. Pero nos olvidamos en este momento, porque acá este grupo de jugadores que se juramentó estar en la final y ahora ganarla, entendió cómo es el espíritu del Boca Copero.

Tremendo partido de un tipo castigado por quien les habla, Pol Fernández. Tremendo. Entendió Pol Fernández cómo se juegan estos partidos. Tremendo partido del Colorado Barco. Tremendo partido de Merentiel, de Cavani, del Equi, de Medina. Tremendo partido de Figal. Y ni hablar del arquero que merece un monumento en el centro de la Boca.

Es el Boca Copero que todos nosotros quisimos ver. Y ahora va por la copa, por la séptima. Faltan 90 minutos para poder levantar la séptima. Y será con justicia, señores. Que nadie les venda ningún tipo de cuentito, ni nada que se le parezca. Esto es así. Es justicia. Boca fue mejor. Verás estar donde está. Mérito de los jugadores, de esta dirigencia que armó este plantel, de estos chicos que vienen de las inferiores gracias a esta dirigencia. Y también mérito de Almirón. Porque no se puede obviar que Almirón es el técnico que llevó a Boca a la final. Algún mérito tiene que tener. Se equivoca, claro que se equivoca. Más de lo que uno quiere, pero se equivoca. Pero igual llevó a Boca a la final de la Copa Libertadores. Y no se puede desconocer eso.

Por eso, hoy es el momento del disfrute. Hoy es el momento de que con todos y contra todos vamos por la séptima. Le guste a quien le guste y le dé bronca a quien le dé bronca, que seguramente son el resto de los que no son de Boca. Nosotros nos preparamos el bolsito lleno de ilusiones, lleno de esperanza, lleno de amor y nos vamos a Río de Janeiro para buscar la séptima.