No hay marco para que desde los cuatro costados de la Bombonera no caiga un aliento. No importa si venís de perder un clásico, de cambiar de técnico, de quedar eliminado de la Copa Libertadores y de que no ganar hace cinco partidos. La gente mostró su mensaje: el apoyo es incondicional. El tema, es cuando con eso no alcanza y Boca necesitaba terminar con la pesadilla.

La semana confusa que vivió el equipo de Ibarra, es lo mismo que se vio dentro de la cancha desde su comienzo. Jugó con lo mejor que tiene a disposición, menos con Izquierdoz, ausente por una presunta lesión. Y a pesar de que cambió de esquema, y Óscar se posicionó en su mejor lugar de la cancha, que es de enganche, la imprecisión general hizo que Boca falle y falle.

Cómo pasó en la meseta de resultados que transitó Battaglia, el equipo en la cancha mostró carácter y actitud. No negoció la entrega. Pero para el fútbol argentino emparejado, no alcanza. Lo mejor, y tal vez único del primer tiempo, fue la cortada de Benedetto que bien lo habilitó Romero, el nuevo 10. En el enganche del Pipa, el defensor se la llevó con la mano y otra vez, la definición de los 12 pasos. Increíble, pero real, el travesaño le negó nuevamente la ejecución desde el punto penal. El rostro del 9 y la no creatividad del equipo, mostró el bajón anímico.

¡pegó en el travesaño el penal de Benedetto! pic.twitter.com/7VQcmQPYIt

— C.A.B.J. Gol (@CABJGol02) July 16, 2022

La segunda mitad no fue muy diferente al primer tiempo, frío y agrio. Los de Azul y Oro no supieron atacar, ni armar situaciones de goles. Ni lo individual, ni los combos como Fabra - Villa, ni lo colectivo funcionó. Está claro que los golpes que recibió Boca todavía duelen y la cicatriz no está curada.

El mensaje de Ibarra desde su presentación hasta en la conferencia previa al partido ante Talleres, era que Boca no da tiempo y hay que reactivar la actitud ganadora. Pero lo dicho en palabras no se mostró con los pies. Cambió su predilecto y metió un delantero más en lugar de Ramírez. A pesar de dibujar el esquema con un 4-2-3-1, Ibarra no jugaba con tres delanteros en su reserva.

Un momento de tranquilidad defensiva del conjunto de Córdoba, Boca encontró un premio inmejorable. Desde el coraje de Fabra, tiró un centro al ras de suelo al corazón del área. Benedetto, pillo como él solo, puso el pie para cubrir la pelota. Rafael Pérez, ansioso por querer anticipar, se llevó por delante el pie derecho del Pipa. A instancia del VAR, otra vez penal. Lastimado en el tobillo, el nueve le cedió el tiro a Marcos Rojo, que respetó su efecitvidad del 100% en el tiro de los 12 pasos y terminó con un grito de desaforo increíble. Boca encontró la vía del gol a falta de 10 minutos del final.

¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL DE #BOCA, LO HIZO MARCOS ROJO DE PENAL!????#VamosBoca pic.twitter.com/SAgam22xMZ

— C.A.B.J. Gol (@CABJGol02) July 17, 2022

Se sacó la mochila. Esto es así. El fútbol es anímico, mental y de corazonadas. Y cuando todo funciona bien, el resultado se te da y te volves a reencontrar, aparece de a ratitos el Boca campeón. Hay que recordar, Talleres es uno de los equipos en cuartos de final de la Libertadores. Y dicho esto, sin menospreciar, Rossi casi no tuvo actividad. Sobre el final, Changuitos desbordó y su centró terminó cerca del segundo. Un remate de Pol Fernández, estrelló el palo derecho de Guido Herrera.

Con un gusto raro, porque de los 90 minutos, solo los diez finales fueron positivos (con un jugador más porque Pérez se fue expulsado en la jugada del penal), Boca dejó atrás un fantasma grande. Hubo aplausos, reconocimientos y volvió a ganar. Boca cortó el karma.