Con el círculo central acompañado por una linda postal en la previa para recibir a Tévez, Boca y Rosario Central se enfrentaron en la Bombonera, por la fecha 14 de la Liga Profesional. Un Xeneize muy predecible, repartió puntos y suma 11 de los 24 posibles en la Era Ibarra.

El cuerpo técnico tenía la dura tarea de mejorar la imagen que dejó luego del clásico, y en esa estrategia no pudo contar con Benedetto y Zambrano, ambos suspendidos por el Consejo de Fútbol. Además de los mencionados, sacó a Payero y a Figal, por Medina y Sández, respectivamente. Pero la sinfonía era la misma: el rival de turno se avivó de tapar a Varela, tapó la línea de recorrido para un fastidoso Villa y el juego de Boca desapareció.

Mejor armado, con el ímpetu de jugar y el coraje que querrá pregonar el Apache, Central se animó a jugar. Y desde lo táctico y técnico fue mejor durante la primera mitad. El Canalla supo ceder la posición de pelota cuando era necesario, y el Xeneize no supo que hacer. Y cuando atacó, lastimó. En menos de 10', un pelotazo a espalda de los centrales, terminó con Advincula impidiendo el remate al arco en un gran cruce. Pero para el árbitro y el VAR, fue penal. Si de robo se trata... Pero la justicia divina hizo su trabajo. O Rossi hizo la justicia divina. En los 12 pasos, le ganó la pulseada a Servio.

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- C.A.B.J. Gol (@you14568) August 18, 2022

Inconexo, lejos y sin ideas, el local empezó a empujar a compás del aliento que bajó de las tribunas. La entrega nunca fue algo que le faltó a este plantel. Y cuando el camino no es el fútbol, es la rebeldía. Primero, un centro al corazón del área de Fabra en una segunda jugada. Una mala salida del arquero visitante, le cayó servida a Roncaglia. Pero se remidió, achicó bien y le impidió el gol al primer marcador central de Boca.

Ya sobre el final, el colombiano Villa se guapeó ante dos de Rosario y ganó. Cuando se metía dentro del área, lo cruzaron. ¿Para Rapallini? Nada... Luego de más de cinco minutos detenidos, con charlas entre los encargados de la tecnología e ir a ver la repetición, cobró. ¡Penal para Boca! Y todo lo que le costó al juez principal cobrarlo, Pol Fernández lo desperdició: un suave tiro y anunciado a la derecha del arquero Canalla, para dejar el primer tiempo en igualdad de condiciones.

Gaspar Servio le atajó el penal a Pol Fernándezhttps://t.co/e4GuHvAknu pic.twitter.com/C3nSHFqSRK

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Sin variantes desde el vestuario, el Xeneize salió a jugar la segunda parte. Pero hablo de variantes de ideas, de juego, de creatividad, de movilidad. Boca siguió siendo Boca y Central, esta vez un poco más replegado, siguió siendo un ordenado Central. Cerca de la hora de juego, los de Ibarra conjugaron una gran cantidad de pases, de un lado hacía el otro. Pero terminó en un centro de Medina, a la nada misma. Sin embargo, en el rebote Villa se sacó dos hombres de encima, remató de media distancia y reventó el travesaño.

remate de Villa y la pelota pegó en el travesaño pic.twitter.com/JyflxkDezP

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Fue un gran aviso, un aviso que se puede, que los de Tévez decididamente apostaron al orden defensivo y a la contra ofensiva. Y ahora sí: dos modificaciones desde el cuerpo técnico, Boca agitó el avispero y fue a buscar con algo más de ánimo. Juan Ramírez y Luca Langoni en lugar de Pol Fernández y Óscar Romero, para pasar a ser un 4-3-3, armado con Ramírez, Varela, Medina; Villa, Vázquez y Langoni. Muchos de los pibes.

Para adelante Boca fue, buscó pero volvió y cayó en el embudo del equipo que vestido de blanco. Y, tal vez, uno de los que más iba para el arco rival, que era Medina, fue reemplazado por Orsini. El mediocampo se rompió y se volvió todo un ida y vuelta. El centro de la cancha era una autopista para el local, pero sin camino a ningún destino.

Y se fueron dos puntos más. U otra vez no sumamos de a tres y las posibilidades empiezan a agotarse. Aún queda la mitad del campeonato, pero de esta manera, es complicado soñar con llegar a las últimas fechas con oportunidad. Hoy Boca fue un reflejo de lo que hizo ante Racing, pero con un rival que se tiró más atrás y lastimó menos; y con la gran diferencia que se jugó en nuestro Templo y con nuestra gente. Abucheos, reproches y un sabor amargo: así terminó la noche de la Bombonera. Insistimos "Movete Xeneize Movete".