Marcelo Lerner - Opinión
El poderío ofensivo que tiene Boca no lo tiene ningún otro equipo en Argentina. Por esto, el equipo de Sebastián Battaglia se está convirtiendo en algo que, desde nuestro país, le admiramos durante mucho tiempo a otra nación.
Por: Marcelo Lerner
21 de junio de 2022
Desde Argentina siempre se admiró al fútbol brasilero, a sus futbolistas y a la filosofía brasilera. La misma que se impuso desde la aparición del grandioso Santos de Pelé. Sin embargo, defensivamente, daban ventajas. Ese equipo ganaba partidos 6-2, 5-3, 4-2... La casualidad de estos resultados es que sufría en el arco propio. ¿Qué quiero decir? Ellos estaban seguros de que con su poder ofensivo, contundencia y con las figuras que tenían de la mitad de cancha para adelante iban a hacer más goles que el rival. No descuidaban la defensa pero evidentemente la calidad de los defensores no era la misma que la de los atacantes. Además, la filosofía de juego de sus delanteros y del equipo en general, imponían que sus planteos no sean defensivos. Eran netamente ofensivos. Esto conlleva a correr riesgos en la parte defensiva. Porque ponían mediocampistas con características ofensivas, generalmente, con un buen pie y de gran juego, que en la parte de corte de jugadas quizás no era su fuerte. Por eso muchas veces los equipos rivales llegaban con peligro a su arco pero había tanta seguridad de que, de todas maneras, en ataque iban a ser contundentes que, no digo que no les preocupaba la defensa, pero tenían la certeza de que iban a ganar. Así es la filosofía brasilera y así fue el Santos de Pelé. Después hay otros equipos que hicieron historia como el Palmeiras de Ademir Da Guia, por ejemplo.
Yo creo que Boca está yendo a eso. ¿Por qué? Porque la filosofía del Boca de Sebastián Battaglia cuenta con un poderío ofensivo tan pero tan importante que conlleva a correr ciertos riesgos defensivos. En el mediocampo jugamos con Varela, Pol Fernández y Romero. Ninguno de ellos es de esos "hacha y tiza". Están bien ubicados y son estratégicamente prolijos y obedientes a sus funciones, pero no son de esos que raspan. Por sus ambiciones ofensivas muchas veces queda solo Varela en el medio, Boca queda descubierto y sufre en defensa. Ahí tiene que salir Rojo a cortar muy arriba, Izquierdoz lo mismo... Y si a eso le sumamos que tiene dos marcadores de punta que suben siempre, muchas veces a Boca lo agarran mal parado y le pueden convertir. Más allá del tema de la pelota parada que es algo que viene de hace muchos años y, evidentemente, le va a costar mucho solucionar.
Hoy me animaría a decir que como el poderío ofensivo de Boca no hay en Argentina. Sacando al Flamengo, en Sudamérica, tampoco. La delantera del Xeneize es la mejor del continente. Podemos compararla con la de ellos que tienen a Bruno Henrique, que ahora se lesionó, Gabigol y a De Arrascaeta. También tienen a Pedro como 9 suplente que es un crack. Bueno, la de Boca es mejor. También podemos compararla con la de Palmeiras, el mejor equipo de Sudamérica. Pero es el mejor equipo como bloque. En poder ofensivo no.
Yo no digo que la ideología de Battaglia sea "como vamos a hacer 3-4 goles, vamos a sufrir en nuestro arco", pero estamos yendo hacia eso. Lo vimos en los últimos dos partidos de Boca. Tiene un poder ofensivo enorme. Villa está intratable, Zeballos es la proyección del fútbol argentino más importante del último tiempo y Benedetto es un crack. Afuera están Vázquez, Salvio, Molinas, entre otros.
Este poder ofensivo te lleva a pensar: "Me hacen goles pero yo voy a hacer más". Filosofía brasilera. ¿Está bien o está mal? ¿Te gusta o no te gusta? A mí me gustaría un poco más de solidez defensiva. No lo oculto. Lo que siento es que voy a la cancha convencido de que Boca va a ganar el partido. Que va a hacer más goles que el rival. Puede eventualmente perder o empatar. Con esta delantera, que sin dudas es la mejor de Sudamérica, con este mediocampo ofensivo con Pol y Romero que llegan al gol, yo estoy convencido de que el equipo siempre va a hacer más goles que el contrario. Voy con esa sensación. Esa es la sensación brasilera. Por eso, Boca pasó a ser Boquinha.
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