Desde la derrota ante Patronato, el equipo de Ibarra jugó 15 partidos. Ganó 12 y empató 3, contando Copa Argentina y campeonato. Y exceptuando, por supuesto, el partido inconcluso ante Gimnasia en La Plata. Los que ganó, todos fueron por un gol de diferencia. Todos por la mínima. O 1-0, o 2-1 o 3-2, como con Quilmes. Sin embargo, la victoria ante Sarmiento tuvo un condimento diferente. ¿Cual? Que es la primera vez que hizo figura al arquero rival.

El partido ante el Verde podía definir mucho. O casi que desmoronaba las ilusiones de los que peleaban por Boca. O habría un final de campeonato a todo a nada... Y Boca piso fuerte. Porque ganó otra vez. Porque mereció, incluso más en el resultado. Porque si no hubiera sido por Meza, el arquero del equipo de Junín, el resultado, habría sido mucho más abultado.

Boca mostró su principal credencial a lo largo de este torneo, que fue la de suplir ausencias o levantarse de los golpes duros. Esta vez, de un penal a favor por falta a Langoni, el equipo recibió dos cachetazos. Primero, que a Rojo le atajaron el penal (por primera vez desde que llegó al club). Y segundo, el más doloroso: la lesión durísima del capitán, que cayó tendido en el suelo. Recordando aquella rotura de ligamentos cruzados que tuvo en 2017 jugando para el United.

¿Boca jugó un gran partido? No. Pero mejoró mucho de lo que había mostrado en los partidos anteriores y se hizo fuerte ante un rival que, por ejemplo, había vencido a River hace poco. Tácticamente, hizo un partido inteligente ante un equipo cuyo técnico se caracteriza por complicarles la vida a los demás. Y cómo escribíamos en líneas anteriores, ganó haciendo figura a Meza, que le sacó pelotas de gol a Fabra, Romero, Rojo, y a varios más.

¿Cuáles son las virtudes de este Boca de Ibarra? La contundencia, la eficacia. No perdona. Es un equipo cuya moral le rompe la cabeza a los demás, porque mientras todos chocan con Rossi, Boca siempre hace goles. O Langoni. O Benedetto. O Vázquez. O Morales. Siempre aparece alguien que hace festejar.

Boca sigue arriba y hasta puede festejar en la próxima fecha si se dan resultados. Si así fuera, no habrá sido el campeón del brillo y el juego vistoso. Pero será un campeón con todas las letras. Porque tuvo guapeza para afrontar momentos complicados. Sabiduría para pasar los temporales. Inteligencia para reemplazar a los irremplazables. Frescura en pibes atrevidos. Y madurez bien entendida en la gente de experiencia. Y por sobre todas las cosas, porque todos creen ser mejores que Boca, pero nadie lo puede bajar.