Boca formó con un 4-4-2: Romero; Blondel, Lema, Figal, Blanco; Advíncula, Benítez, Fernandez, Zenón; Benedetto, Merentiel. Mientras tanto, la visita formó con un 4-2-3-1: Fiermarin; Cannavo, Aguilera, Mingo, Soto; Tripichio, Lopez; Herrera, Alanís, Togni; Fernández.

En su estreno en La Bombonera, Diego Martínez trató de generar amplitud en la mitad de cancha, tanto con Advíncula como con Zenón. Por el lado derecho buscó generar una superioridad numérica logrando que Blondel se filtre por dentro y que Advincula busque el duelo 1 vs 1 contra Soto, lateral izquierdo de la visita, que cuenta con más atributos ofensivos que defensivos.

Por el lado izquierdo, la idea del DT fue otra. Teniendo en cuenta las características de los jugadores que puso, ya se podía percibir algo diferente, y así fue. A la inversa que por el otro lado, la idea aquí era generar una superioridad numérica haciendo que Zenón venga a recibir por dentro, mientras que Blanco desborde por la banda. Esto beneficiaba tanto al ex Unión, por su técnica y su capacidad de encontrar pases por dentro, como al ex Elche que podía lograr realizar su especialidad, centrar a los dos puntas.

En lo que respecta a los puntas, lo que Boca trató de realizar fue fijar a los dos centrales del halcón con Benedetto, mientras que Merentiel intentaba pivotear retrasándose unos metros o bien tirar diagonales entre lateral y central, tanto por derecha como por izquierda.

En líneas generales, el Xeneize fue un equipo muy similar al del último tiempo, cosa que lo vuelve previsible tanto para nosotros como para los rivales, lo que produce que, a menos que las individualidades del equipo se destaquen notoriamente, le resulte muy complicado convertir o mismo generar incomodidades en el rival.