#BocaTáctico
En un partido bastante parejo, Boca y River no se sacaron diferencias e igualaron 1-1. Martínez metió mano en el equipo previo al encuentro y también durante el mismo.
Por: Diego Bonifatti
26 de febrero de 2024
En esta nueva edición del superclásico, los equipos salían con una formación en espejo. Boca formó con un 4-1-3-2: Romero; Advíncula, Figal, Lema, Blanco; Equi Fernández; Saralegui, Medina, Zenón; Merentiel, Cavani. Al igual que River, que también formó con un 4-1-3-2: Armani; Herrera, G. Pirez, P. Diaz, E. Diaz; Villagra; I. Fernández, Echeverri, Barco; Colidio, Solari.
Ya de entrada, Martínez jugó una carta fuerte con una apuesta: el colo Saralegui. Y teniendo en cuenta el partido con Lanús, la lectura no era para nada errónea. El juvenil le podía aportar una dinámica que no venía teniendo el equipo y además le iba a brindar una libertad al Equi qué Campuzano no le daría.
Ahora bien, el orden de los volantes en cuanto a las tareas ofensivas fue solamente una anécdota, porque Medina, Zenón y Saralegui estuvieron siempre en movimiento para no dar referencias de por donde podían aparecer. En constante rotación, generando desmarques muy inteligentes para poder encontrar a los laterales por fuera, que pasaban como aviones, tanto Advincula como Blanco.
Teniendo en cuenta esto, con tanta movilidad ofensiva, el mediocampo de Boca tenía que estar muy atento a cómo se paraba defensivamente cuando perdía la pelota, y más sabiendo las características de los volantes de River. Los primeros 10 minutos generó algunas dudas, cuando Nacho Fernández era responsabilidad del Equi, ya que esto generaba que Echeverri quede solo, porque Medina quedaba muy lejos de él. Pero esto no trajo problemas, ya que el DT lo solucionó rápidamente mandando a banda a Medina y cerrando a Saralegui cuando el equipo perdía la pelota.
Finalmente, para terminar el partido, Martínez optó por poner a Blondel, Fabra y Valentini, lo que generó el comentario de "siete defensores". En realidad, es una lectura básica y vacía de contenido quedarse con eso, porque hay que tener en cuenta que más allá de una etiqueta, un jugador tiene ciertas características para aportar al equipo. La idea de poner a Valentini es evidente, las armas más punzantes que tenía el equipo eran ambos laterales, cómo se pudo evidenciar en el gol.
Entonces, con el armado de una línea de tres centrales, se les daba la posibilidad a Blanco y Advíncula de que sigan pasando al ataque sabiendo que ya tenían un desgaste de 80 minutos de juego aproximadamente. Y la idea de incluir a Blondel y Fabra fue el buscar jugadores con condiciones mixtas, es decir que se encuentren cómodos atacando como también defendiendo, y observando el banco que tenía disponible Boca, quienes más características mixtas tenían, fueron las elecciones que puso el entrenador.
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