La noche del 10 de abril del año 1981, será por siempre una jornada que quedará grabada a fuego en la piel de cada hincha de Boca. Sobretodo, en la de aquellos que hoy ya peinan canas y recuerdan perfectamente todo lo que les ha tocado vivir aquél día en una Bombonera rebalsada de gente o pegando la oreja a la vieja radio Spika, aquella que a través de los relatos de José María Muñoz o el enorme Víctor Hugo Morales, narraba lo que se vivía desde muy temprano en principio, en la previa de un superclásico que resultaría absolutamente inolvidable.

Miguel Ángel Brindisi, un verdadero crack de Boca y de la época que solía desparramar en el campo de juego su manera absolutamente exquisita y extraordinaria de jugar al fútbol, recuerda sobre aquella noche en un imperdible mano a mano con Puro Boca: "En la previa del partido vivimos momentos increíbles, me acuerdo que Ithurralde (árbitro del encuentro) nos había llamado a Passarella y a mí y estaba más cerca de suspender el partido por lo que llovía que de cualquier otro cosa. El tema fue que la lluvia era torrencial pero había tanta cantidad de gente en la cancha que el jefe de la policía a cargo de la seguridad sugirió que el partido comience igualmente", recuerda Miguel visiblemente emocionado cuando las imágenes de aquellos años felices se nota que comienzan a invadirlo.

Lo cierto es que Silvio Marzolini, DT de aquel inolvidable equipo Xeneize, eligió a Carlos Rodríguez: Vicente Pernía, Oscar Ruggeri, Roberto Mouzo, Carlos Córdoba; Jorge Benítez, Ariel Krasouski, Diego Maradona; Osvaldo Escudero, Miguel Brindisi y Hugo Perotti para recibir a un River que contaba con figuras de la talla de Ubaldo Fillol, Daniel Passarella, Alberto Tarantini, Norberto Alonso y Mario Kempes, todos campeones del mundo con Argentina en 1978 entre otros.

Brindisi parece hundir sus pensamientos como en un túnel del tiempo y visualizarse una vez más, en aquél vestuario junto a Maradona, nada más y nada menos, minutos previos al inicio del encuentro: "Recuerdo la ansiedad tanto de Diego como mía porque era nuestro primer superclásico, imaginate que esa noche también nos acompaño la suerte porque justo cuando era el momento de comenzar el partido ya no llovía, increíblemente había parado de llover y pudimos jugar. Sí es cierto que la cancha quedó muy pesada y en medio de todo el barro que había, fue absolutamente increíble todo lo que nos tocó vivir y disfrutar", relata Brindisi y nos traslada imaginaria e increíblemente hacia ese momento.

La noche de viernes que cobijó el partido, para darle vía libre a la participación de Carlos Reutemann en su competición en la Fórmula 1 del día domingo, no pudo haber terminado de mejor manera para Boca. La goleada por 3-0 con dos goles de Brindisi y uno de Maradona quién literalmente, desparramó por el suelo de La Bombonera a Tarantini y Fillol en la gestación de su golazo, merece otra vez, la narrativa del propio protagonista de ambos tantos: "Mis dos goles de aquella noche fueron verdaderamente imborrable para mi memoria como también lo fue cuando en el gol de Diego, se cae aquel fotógrafo que quiso registrar ese inolvidable festejo. Para mí todo eso fue un momento de plenitud total", asegura.

Reviví el histórico gol de Maradona aquella noche:

Sobre la posibilidad de compartir tantos hermosos momentos junto a Maradona, Brindisi nos cuenta: "Para mí jugar con Diego fue un regalo que me dio esta profesión. Pensá además que yo a todos los diferentes de esa época los tuve enfrente porque todos jugaban de diez y se paraban sobre mi carril. Tuve en contra hasta a Pelé cuando nos enfrentamos con la Selección. En el ámbito nacional ni te cuento, tuve enfrente a Bochini, Alonso, todos los cracks que te puedas imaginar hasta que vino ese regalo de Dios que fue jugar con el más grande de todos los tiempos que ha sido Diego sin dudas", vaya definición para reconocer el talento de un verdadero extraterrestre del fútbol como fue Diego.

Para cerrar lo que fue esa temporada de 1981 junto al 10, el ex volante surgido en Huracán rememora: "Éramos compañeros de habitación así que imaginate que en ese casi año y medio que estuvimos juntos, compartí más con él que con mi propia familia, fue algo tan increíble como maravilloso que guardaré por siempre en mi corazón", nos comparte para finalizar su relato.

Así fue la historia de la noche del 9 y del 10, la jornada soñada por cualquier fanático Xeneize, goleando a River en el barro y con una actuación inolvidable de dos de los grandes ídolos del club allá por principios de la década del ochenta. Miguelito y Pelusa, ni más ni menos que como a ellos mismos les gustaría que se los recuerde por siempre.