Notas
En el día de su cumpleaños número 72, en exclusiva recordamos junto al querido Cai Aimar, la conquista de la Supercopa 1989, el primer título del club luego del Metropolitano de 1981, la ida de Maradona y una grave crisis institucional.
Por: Sebastián Schoch
21 de julio de 2022
Como futbolista, Carlos Daniel Aimar ha sido una verdadera gloria de Rosario Central que, pase a haber tenido también un breve paso por San Lorenzo de Almagro, siempre mostró su absoluta identificación con la institución Canalla, club con el cual consiguió dos campeonatos y fue partícipe de hazañas futbolísticas memorables que perdurarán por siempre en la memoria de los fanáticos de una importante mitad de Rosario.
Como entrenador, el Cai se formó siendo ayudante principal y fiel ladero del inolvidable Carlos Timoteo Griguol, sobretodo en aquellos dorados años de Ferro Carril Oeste campeon y siempre protagonista del fútbol argentino allá por comienzos de la década del ochenta. Haciendo ya sus primeras armas como DT principal, Aimar supo tener pasos previos por Deportivo Español y el Logroñés de España antes de recalar en Boca para iniciar la temporada 1989.
A su llegada y teniendo en cuenta que el paso del equipo Xeneize en la competición local no se daba de manera firme, Boca comenzó a priorizar la posibilidad de pelear por una consagración a nivel internacional a través de su participación en la Supercopa, torneo que había comenzado en la temporada anterior y que contaba con la participación de todos los equipos que hasta ese momento, había logrado consagrarse campeones de la Copa Libertadores de América, al menos una vez. Al respecto y pasado el tiempo, hoy Aimar nos comparte: "Para esa Supercopa ya habíamos encontrado una base importante del equipo y además, cada partido pudimos prepararlo mucho desde el aspecto táctico, algo que quizás no era tan habitual para la época", asegura.
El sorteo determinó que Boca arranque su participación en serie de eliminación directa, a dos partidos de local y visitante contra el campeón vigente del certamen; el Racing club de Avellaneda dirigido por Alfio "Coco" Basile. El empate en cero de La Bombonera y la victoria por 2-1 del equipo Xeneize en condición de visitante, otorgaron la posibilidad de disputar la semifinal del torneo frente al poderoso, en ese entonces, Gremio de Brasil.
Un empate obtenido en Porto Alegre y la victoria por 2-0 lograda en La Bombonera con goles del recordado José Luis Cucciufo y Claudio Marangoni, le dieron al Xeneize su merecido pasaje hacia la final, mérito que con el tiempo, el DT le atribuye a los jugadores: "Eran de primer nivel y además de toda la capacidad que tenían, siempre se mostraron muy predispuestos a la hora del esfuerzo y de poder incorporar nuestras distintas recomendaciones tácticas", recuerda sobre un once inicial que básicamente, solía recaer en los nombres propios de Navarro Montoya; Stafuza, Simón, Marchesini, Cucciufo; Giunta, Marangoni, Ponce; Graciani, Perazzo y Latorre.
La gran final enfrentaría a dos equipos argentinos, de un lado Boca con su necesidad absoluta e imperiosa de lograr un título luego de ocho años de sequía absoluta. Del otro, el Independiente del Jorge Solari como entrenador y Ricardo Enrique Bochini en cancha como figura absoluta, para la gran mayoría, el equipo que mejor jugaba al fútbol en el país.
La igualdad decretada en cero en La Boca dejó la serie absolutamente abierta para el partido revancha a jugarse en Avellaneda la calurosa noche del 29 de noviembre de 1989. Sin poder abrir el marcador, otro empate en cero llevó la definición hacia los disparos desde el punto de penal. Con una expectativa absoluta y con el recuerdo que quedará por siempre en todos los hinchas, la gran atajada de Carlos Fernando Navarro Montoya a Luis Fabián Artime y la inolvidable definición de la serie por parte del legendario Blas Armando Giunta desataron la inconmensurable locura en una popular de Boca que a esa altura, rebalsaba de fanáticos emocionados por la conquista.
Sobre aquel desmesurado y justificado festejo, Aimar recuerda visiblemente emocionado: "Fue una verdadera locura, era impresionante la cantidad de gente de Boca que había y cuando Blas hizo el penal, imaginate. Me acuerdo que se me caían las lágrimas, del banco saltamos todos para tratar de estar cerca de la gente que se metió en la cancha, verdaderamente fue algo hermoso. Para mí ese título fue lo mejor que me pasó como entrenador", sintetiza de manera contundente.
Tras haberse consagrado también en Boca como DT campeón de La Recopa de 1990, su ciclo finalizó quizás no de la manera que semejante protagonista hubiera merecido y dejando en él, una cuenta pendiente que aún hoy lamenta: "Me hubiera gustado haber podido sumar una Copa Libertadores para el club, yo se que no hubiera sido nada fácil pero admito que quizás eso es lo que me hubiera gustado si me detengo a pensar en algún tipo de cuenta pendiente".
Hoy, 21 de julio, en el día de su cumpleaños número 72, nos damos el gusto de charlar y de alguna manera brindarle un merecido homenaje al Señor Carlos Daniel Aimar, el entrenador que sacó a Boca campeón tras ocho largos años, que dejó dos títulos internacionales en las vidrieras del club y que sin dudas, se ha ganado el respeto y la admiración de todo el Mundo Boca con sus mejores armas y argumentos.
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