Cuando todo parecía indicar que el mercado se cerraría con el "no" de Edinson Cavani del día domingo, el lunes arrojó una noticia contundente: la llegada de "Chiquito" Romero al Xeneize. Tras el "sí", se realizó por la tarde los chequeos de rutina y pasadas las 20 fue presentado oficialmente en la sala de conferencia de prensa de La Bombonera.

Sin dudas, su arribo apaciguó la frustración por la negación de Cavani. Lo cierto es que el hincha se había ilusionado con la incorporación del uruguayo y la expectativa era suprema.

Sin embargo cuando todo indicaba que estaba al caer, independientemente de la cautela de la dirigencia, el nacido en Salto agradeció la propuesta pero decidió seguir un tiempo más en Europa.

Ahora bien ¿Cuál es el balance de este libro de pases? Indefectiblemente la incorporación de Romero es un golpe de efecto determinante. Hasta aquí parecía un mercado austero, y hasta deficiente, a partir de las idas de Izquierdoz, Salvio, Pavón y Mancuso, incluida además la no renovación de Rossi.

Por el contrario, llegaron Roncaglia, libre, cuyo presente aún es una incógnita por su estado físico, y Martin Payero, que si bien tiene condiciones, habrá qué ver como responde ante la presión de un club enorme como Boca.

Es por ello qué la llegada de Romero, por su trayectoria, y sobre todo por la forma en la que se dio, es un golpe al mentón sobre la campana del final.

A partir de ahora Ibarra tendrá un lindo desafío: elegir entre el arquero con más presencias en la Selección Argentina, el actual titular y mimado por el hincha, o la experiencia de quién siempre estuvo a la altura de las circunstancias.