Ahora empieza la otra Copa, la de pensar en que rival te puede tocar, en reforzar el plantel para darle un salto de calidad, de jugadores que puedan llegar y entiendan lo que se juega Boca siempre en la Libertadores. Dejando el alma y el corazón como ante los chilenos el martes por la noche.

Este tiempo que viene por delante, servirá principalmente para recuperar jugadores lesionados y también para que Almirón aproveche a trabajar esa idea que fue apareciendo por momentos, que tuvo buenas insinuaciones y pueda afianzar hasta que empiecen los mano a mano de la Copa.

Él Boca de Almirón en este tiempo buscó siempre ser un equipo ambicioso, tener la vocación de intentar, de querer ser vertical. Esa idea también en muchos partidos lo dejó expuesto defensivamente, lo hizo sufrir y eso en lo que viene se puede pagar caro, algo para tener en cuenta y corregirlo.

Boca dejó atrás la era Villa, un jugador importante, que hizo que por mucho tiempo el equipo sea dependiente de todo lo que hacía el colombiano. Ahí también está el desafío no sólo del entrenador sino también del Consejo de Fútbol, en encontrar un buen reemplazante para que no se sienta la ausencia de Villa.

Lograr recuperar a Benedetto también es importante para el futuro. En este tiempo se vio a Pipa mal futbolísticamente, enojado, hasta desganado por momentos. Tuvo el respaldo del entrenador de seguir dándole la titularidad, ahora será cuestión que Benedetto le retribuya esa confianza al técnico, siempre y cuando tenga ganas de seguir en Boca a partir de mitad de año.

Los partidos que restan del campeonato local, a Boca deben ayudarlo a crecer desde el juego, a ser un equipo confiable y a cambiar esa imagen que viene dejando cada vez que juega de visitante.