Historia escrita en Qatar. Contra todo pronóstico, Marruecos es la primera selección del continente africano en clasificar a las semifinales de una Copa del Mundo, tras vencer este sábado a Portugal por la mínima y acabar con las aspiraciones de Cristiano Ronaldo y los lusos de levantar el trofeo.

En el estadio Al Thumama, eran los europeos quienes se erigían como favoritos, especialmente tras la gran demostración en octavos de final en la que golearon 6-1 a Suiza, mientras que los marroquíes ya habían dado una campanada al dejar fuera en penales a España.

La tónica fue un juego dominado con el balón por los lusitanos, pero el gran despliegue defensivo de los africanos, más la sólida actuación de Yassine Bounou en el arco, le dieron el triunfo. Además, claro está, del gol de Youssef En-Nesyri al término del primer tiempo en una jugada en la que el arquero Diogo Costa no pudo cortar en su salida, terminando el balón en el fondo de la red.

De esta manera Marruecos avanza y ahora se medirá en semifinales contra Francia. Para Cristiano Ronaldo, entretanto, fue su último intento en conquistar el mayor título a nivel de selecciones.

A dos escalones de la gloria quedó Francia tras derribar a una voluntariosa Inglaterra, en un duelo tan intenso como igualado que se resolvió con dos fogonazos de Aurelien Tchoaméni y Olivier Giroud, servidos por Antoine Griezmann, y unas cuantas atajadas de Hugo Lloris que doblegaron la resistencia dirigida por Harry Kane, que marcó un gol y falló un penal.

Francia se medirá en semifinales a Marruecos para buscar su segunda final consecutiva tras otra demostración de realismo de la campeona, que sin hacer un gran partido demostró una voluntad férrea por aferrarse a conseguir lo que nadie logra desde los años 30: repetir título mundial.

En ausencia de Kylian Mbappé, desdibujado, mostró otros argumentos, sin mucho fútbol pero con eficacia, aunque dejó algunas lagunas, ya que la defensa no mostró una gran solidez, lo que durante muchos minutos dio a los ingleses esperanzas de victoria.

Fueron los de Gareth Southgate siempre a remolque, desde el gol inicial de Tchoaméni, pero siempre estuvieron enganchados al partido. Maniataron a Mbappé, tuvieron ocasiones, pero les faltó puntería.