Algo como fuera de lo normal, que el hincha de Boca, independientemente de necesidad imperiosa de ese triunfo, que le ubicase al Xeneize en los octavos de final de la Copa Libertadores de América, Necesitaba esa demostración de compromiso por parte de un plantel que ve venía siendo vapuleado, castigado, a veces exageradamente

El periodismo que vende más cuando a Boca le va mal o cuando en Boca empiezan a aparecer situaciones digamos, raras o conflictivas, como, por ejemplo, el tan mentado caso de Sebastián Villa. En el periodismo deportivo argentino se habló más del tema Villa, que es de repente de un triunfo, no digo que esté mal ni digo que esté bien, pero esa es la realidad.

Pero Boca, sin tampoco treparnos al existimos ni a una de esas cuestiones épicas de la historia de la gloriosa historia de esta institución, en el partido con Colo Colo volvió a reconciliarse con ese ADN tan especial que tiene hincha.

A la adversidad la suplantó con coraje, con huevo, corazón, fibra. Y no voy a decir de que Boca futbolísticamente no haya merecido ganar, porque, de hecho, tuvo muchas más situaciones de gol que las que le generó el equipo chileno.

Pero hacía falta una demostración así ante una adversidad compleja de tantos lesionados, de tantos jugadores en situación física no apta, de repente, como para que la gente tomase una identificación y sintiera representado al cien por cien por estos jugadores. Porque lo de Advíncula, fue algo apoteótico, la demostración del tipo.

Advíncula es la estatua viviente del club. Boca no necesita construir una estatua con miembros masculinos, exagerados, para demostrar qué tiene huevos. El Xeneize necesita de este tipo de jugadores y peruano lo demostró.

Pero muchos no mencionan también que Frank Fabra jugó los últimos quince minutos desgarrado. Eso también es sentido de permanencia. Y Merentiel que no se quería ir a pesar de que no podía caminar del dolor, y Figal que jugó tocado. Y Weigandt, que no daba más.

Boca el día martes con Colo Colo firmó un pacto con la historia de club. Con esa historia rica en triunfos, en gloria, en momentos apoteóticos. No es que se ganó la copa, se logró simplemente la clasificación los octavos de final, pero se ganó algo más.

La identificación de la gente con este grupo de jugadores, que se la ganaron porque, como dice la canción, con los huevos del equipo, los huevos de la hinchada, vamos Boca que vamos a ganar.

Y realmente se vió esto, era lo que necesitaba hincha. Por eso, ahora, a continuar en la senda, a sumar en el campeonato, a preparar los octavos, y la continuación en la Copa. A reforzarse ya, no sobre la hora, a traer jugadores de jerarquía.

Este es un momento donde dirigentes, jugadores e hinchadas, tienen que aprovechar este envión anímico. Porque con los huevos del equipo, con los huevos de la hinchada, vamos Boca que tenemos que ganar