Durante el mercado de 2014, Cristian Pavón había sido la gran revelación por haber cautivado a todo el mundo Boca. Después de un préstamo en Colón para que se foguee, tenía la gran oportunidad de mostrarse con los colores azul y oro ante todos los hinchas.

Con 18 años, el cordobés estaba ingresando en un ambiente en el que fue bien recibido y los resultados poco a poco iban acompañando. Muchas de las esperanzas estaban puestas en su velocidad y desde el primer partido dejó en claro que era una cosa seria.

Contra Huracán, en Parque Patricios, el 5 de abril fue el estreno del extremo. Ingresando en desde el banco en el segundo tiempo, tuvo una oportunidad de reemplazar a Nicolás Lodeiro y estuvo muy cerca de marcar un gol en lo que igual terminó siendo victoria por 2-0.

A partir de ese momento, sus presencias irían incrementándose cada vez más. Primero con un gol a River en la Bombonera (2-0) y para el 2016 ya estaría consolidado como uno de los once principales que encaraban la Copa Libertadores.

En la noche del desastre ante Independiente del Valle en el Alberto J. Armando, fue uno de los puntos más altos del equipo y el autor de los dos goles para la derrota 3-2, que terminaría significando la inesperada eliminación en semifinales.

A pesar del mal nivel del equipo, Kichán seguía siendo de lo más destacado y tenía completamente ganado el corazón de los hinchas. Pero toda historia de amor tiene un final y en esta ocasión la camiseta que muchos concuerdan que alteró la forma de jugar del 7 fue nada más ni nada menos que la de la Selección Argentina.

Después del Mundial de Rusia 2018, Pavón no volvió a ser nunca más el mismo. Ni en la Libertadores de ese año pudo ser trascendente y su vínculo con la gente se volvió cada vez más distante, ganándose algunos reproches por las incansables pelotas que perdía en la ofensiva.

Cada vez más alejado de la acción, el delantero buscó un respiro en la Major League Soccer yendo a préstamo a Los Ángeles Galaxy, pero esto solo sirvió para enfriar las cosas y en su regreso siguió perdiendo cada vez más protagonismo.

De ese joven maravilla que supo tener una cláusula de rescisión de casi 50 millones de dólares, hoy ya no queda absolutamente nada. Tan es así, que ni siquiera forma parte de la lista de buena fe para la Libertadores 2022. Definitivamente, las cosas cambiaron 180 grados para Cristian, quien pasó de ser la estrella más valorada a quedar a nada de marcharse libre.