Cuando la tarde caía en el estadio Pedro Bidegain y la derrota en manos de una débil formación, al menos en cuanto a los nombres propios, de San Lorenzo ya era un hecho, la mayor parte del equipo se abalanzaba sobre la figura de Fernando Espinoza para protestarle vaya uno a saber que cosa y la imagen que se otorgaba desde adentro del campo de juego se tornaba algo más que reprochable, claramente se podía llegar a interpretar que la de ayer no fue una caída más. La sensación que queda es que el equipo que comienza a sumergirse dentro de una breve pero inoportuna crisis que no solo derivó en la tempranera eliminación de la Copa Libertadores de América y alejó del club a una figura respetada y emblemática como Sebastián Battaglia, sino que también da lugar para que Boca alcance por esta horas, un racha negativa en cuanto a resultados que no se daba desde hace exactamente una década.

Las tres derrotas sufridas de manera consecutiva frente a Unión de Santa Fé, Banfield y San Lorenzo respectivamente, arrojan una marca que no se producía desde mediados de la temporada 2012, momento donde el equipo también cayó de manera ininterrumpida en tres ocasiones, en aquella oportunidad, los rivales de turno fueron Arsenal, All Boys y Quilmes en ese orden.

Contra los de Sarandí, fue caída con goleada incluída por 3-0 en la mismísima Bombonera, ante los de Floresta y en condición de visitante, la derrota fue por una diferencia de 3-1 y frente al Cervecero en su estadio, el Xeneize recibió otra goleada, en aquella oportunidad por 3-0.

Luego de aquella seguidilla negativa, el equipo logró reponerse tras conseguir cuatro victorias consecutivas que lo acomodaron dentro de la tabla de posiciones del campeonato.

Sin dudas, una sucesión de resultados que alarman y preocupan, será esta semana momento de acomodar las piezas, limar asperezas internas y pensar en preparar de la mejor manera el partido que se viene frente a Talleres. queda claro que el mundo Boca y sobretodo su gente no merecen de de ninguna manera una nuevo derrota.