El semestre del Boca campeón empezó sin descansos, con una triple competencia por delante y el objetivo principal de la Libertadores. Battaglia consolidó un gran grupo sólido la primera mitad de año, que la rotación no se notó. Pero ahora, dos derrotas consecutivas en consecuencias de cambiar el once completo, expuso la diferencia entre los titulares y suplentes.

Ya a principio de mes, luego del torneo por Copa Argentina, Boca presentó una especie de mix entre los titulares y los suplentes en Santiago del Estero. Y cayó, pero las dos victorias consecutivas ante Tigre y Central Córdoba, dispersó la derrota en manos de Central Córdoba. Justo antes de partir a Brasil para dar comienzo a los octavos de final, guardó a sus mejores jugadores y la alarma se encendió.

La caída por 2 a 1 ante Unión, en Santa Fe y previo al comienzo de la serie ante Corinthians, podía deberse a jugar de visitante, el viaje a tierras cariocas por delante, a pensar en la Copa y a la ansiedad que genera jugar ciertas instancias. Pero en la Bombonera, con nuestra gente, con un positivo resultado en la ida y ante Banfield, un rival respetable, pero de menor envergadura que nuestra institución, Boca se comió un baile. En los primeros 45' era 3 - 0 abajo.

Las conclusiones empiezan a sacarse: Aranda y Ávila no son Cali y Rojo. Weigandt y Sandez no son Advincula y Fabra. Rolón y Campuzano, no es Varela. Y podemos seguir nombre por nombre con todas las líneas. Las dos derrotas, ante equipo inferiores al Xeneize, expuso que los suplentes de Boca pareciera que no cumplen con las exigencias del actual campeón. Ese equipo que eliminó al "cuco" de Racing y bailó a la "revelación" de Tigre.

¿Falta recambio? El tiempo dirá lo justo, de hasta dónde pelee todas las competencias. Pero el resultado de corto plazo, da el indicio que sí. Es un torneo largo, dónde quedan muchos por jugarse. Pero en la recta final, estos seis puntos que se dejó en el camino, son los necesarios para estar tranquilo para terminar en la cima del torneo.