Opinión

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El Déjà vu del Déjà vu

Boca volvió a jugar mal. Esta vez en Cordoba y con Talleres y le tocó perder. Independientemente del resultado final, algo se repite una y otra vez: que el equipo en general juega por debajo de sus posibilidades.

Por: Martín Arévalo
13 de febrero de 2023

Por qué le cuesta tanto a Boca completar un buen partido de fútbol? Por qué a veces le sale más fácil ganar que jugar bien? Por qué el equipo tiene tan poca creatividad? Por qué retrocede tan mal? Por qué genera tan pocas chances de gol? Por qué no es confiable?

Estos son solo algunos de los porque que nos podemos plantear. Pero hay montones más, muchos más.

En general, lo primero que se viene arriba de la mesa como diagnóstico tiene que ver con la soluciones elegidas para las dificultades que se van presentando. Y acá hay una similitud, errada similitud. Ejemplo, si una persona tiene un problema y aplica una solución y esa solución no resuelve el problema ¿Qué debería hacer la persona la próxima vez que se encuentre con el mismo problema? No es muy difícil. La respuesta es cambiar la solución, porque la anterior no dio resultado.

Sin embargo, por más que resulte sencillo, Boca está ante el mismo problema hace muchos meses y las soluciones elegidas son siempre las mismas ¿Conclusión? Nunca se resuelve el problema. Parece un trabalenguas pero no lo es ¿Hace cuanto escuchan que Boca juega mal?¿Es irreal? Para nada. Lo qué pasa es que al ganar, porque ganó incluso jugando por debajo de sus posibilidades, cualquier teoría que plantee un diagnóstico de mal funcionamiento se desvanece y genera la risa del otro lado o la frase fácil: "tan mal debemos jugar porque ganamos seguido".

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Es real también que nadie gana de casualidad. Incluso en el campeonato ganado por Ibarra hubo momentos en los que el equipo ganó partidos importantes. Pero pasando en limpio, e independientemente de cualquier resultado, en general el equipo juega flojo.

¿Y por qué? También hay un montón de posibles explicaciones.

La primera es que en las formaciones aparecen seguido jugadores que no están bien o juegan mal. Un DT puede darle confíanza a algún futbolista que anda mal algún partido pero cuando el que casi siempre juega flojo vuelve a salir a la cancha como titular se genera dentro del plantel una sensación de injusticia y de impotencia. Y a la vez, de incertidumbre con respecto a los premios y castigos de cualquier actividad.

La segunda es que en general, la mirada es para buscar responsables o chivos expiatorios. Benedetto no hace goles, entonces la reflexión es "culpa de Benedetto".... Y hace un tiempo escribí sobre eso en esta misma columna. Con la falta de funcionamiento colectivo, ni Zlatan Ibrahimovi? la tendría fácil jugando de 9 en este equipo.

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No se puede decir que Boca tiene un mal plantel, para nada. Quizá le falta algo más en alguna posición, pero claro que debe jugar mejor. Y esto Ibarra lo sabe, lo tiene claro. Porque él jugaba bien de verdad... Ahora de entenderlo a poder llevarlo a la práctica hay un abismo. Y acá Ibarra debe intentar mirarse hacia adentro y preguntarse por qué el equipo no puede mejorar, por qué no puede generar algún rato de buen fútbol.

Ibarra debe darle herramientas para mejorar. No puede ser que el equipo tenga las mismas virtudes y defectos desde que asumío. No se ve la mano del entrenador. O porque no llega el mensaje claro, O porque no hay mensaje. O porque no lo entienden. De cualquier forma, hay que hacer algo.

El fútbol no es tenis o boxeo. No es un deporte individual, es colectivo. Y cómo colectivo necesita de todos. Boca fue campeón no hace tanto tiempo y en ese equipo aparecieron soluciones desde afuera como Langoni. Pero te pueden salvar un partido, dos, tres ¿Pero más? Ya más tiene que aparecer otro para vestirse de héroe. Y esa receta es a corto plazo. La única receta que funciona a través del tiempo es la que Boca mejore colectivamente. Porque si el equipo levanta, los que juegan también van a levantar...

¿Por qué el DT es responsable? Porque justamente cuando el que falla es un jugador, el DT lo cambia y punto. Pero cuando casi todos siempre están por debajo de lo que pueden dar, el que tiene que cambiar la receta es la cabeza del grupo.

Ibarra tendrá que abrirse y escuchar mucho a Gracian y a Pompei, que son inteligentes y prácticos. Y además son los que más hablan con los jugadores. Ellos tienen que hacer de interlocutores, hablar con el plantel y preguntarles sobre su mirada. Porque quizá les pueda ayudar para que ellos le bajen luego el mensaje al DT.

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Esto recién arranca. Y no son los puntos lo que le preocupa al hincha, ni siquiera la final que perdió con Racing a fin de año. O la de comienzos de 2023 ante el mismo rival. Al hincha no le genera bronca alguna de estas derrotas...

Lo que le genera dolor es ver a un equipo que casi siempre tiene la misma imagen. La de una Boca carente de protagonismo, de ideas, de fútbol y de furia para ir a buscar los partidos como habitualmente los busca Boca.

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