Superclásicos se han jugados muchos, el dato duro y concreto, marca que hasta la fecha, Boca y River se enfrentaron en 213 oportunidades si sumamos los encuentros disputados entre ambos tanto en la era amateur como la etapa profesional. Más allá que es sabido que el conjunto Xeneize hace tiempo viene marcando cierta superioridad sobre su histórico rival en el historial (en estos momentos, Boca le lleva ocho partidos de ventaja a River), hay ediciones en la historia de este trascendental partido, que sin dudas y que por distintos motivos, han quedado para siempre guardados en la retina y en la memoria del hincha Xeneize.

Es el caso del encuentro disputado entre ambos equipos durante el Torneo Apertura del año 1992, aquél campeonato que le permitió al conjunto de la Ribera volver a consagrarse campeón en una competición local tras once duros y largos años. Aquella tarde, Juan Carlos Loustau fue el árbitro de un partido que mostró algunos datos de color, como la presencia de Diego Armando Maradona, en este caso junto al recordado actor de la época, Carlos Andrés Calvo, disfrutando de la victoria obtenida por el conjunto del "Maestro" Tabárez a pleno festejo en medio de la gente que ocupaba la platea media de La Bombonera, al igual y absolutamente a la par de cualquier otro mortal.

Aquella tarde, el entrenador uruguayo decidió que; Navarro Montoya, Soñora, Medero, Giuntini y Mac Allister; Giunta, Villarreal y Tapia; Martínez, Márcico y Cabañas, sean los once que comiencen a disputar un encuentro que de tener un ganador entre los dos equipos más importantes del campeonato, le permitiría a ese conjunto obtener la ventaja necesaria para encaminar su recorrido hacia el título.

Lo cierto es que cuando se jugaban los primero minutos de un cerrado segundo tiempo, una falta a favor del equipo local que ejecuta Villarreal con cierta imprecisión y un rebote en la barrera, le permitieron al "Manteca" Sergio Daniel Martínez, recibir el balón dentro del área, y ahí, en su hábitat natural, era más que sabido que el uruguayo no fallaba. Su remate cruzado, se coló en el segundo palo de Comizzo y ya sin dudarlo y mostrando un estado de éxtasis total, el goleador primero revoleó su camiseta y luego, comenzó desesperadamente a trepar el alambrado hasta quedar cara a cara con los hinchas ubicados en la cabecera que da a Casa Amarilla. Sin dudas, aquella imágen en lo más alto, ha quedado inmortalizada por siempre como una de las grandes fotografías en la historia de los superclásicos modernos.

De aquél encuentro, vale la pena recordar también, otro momento que culminó siendo tan inolvidable como determinante. Tiene que ver con el penal que Carlos Fernando Navarro Montoya, legendario arquero de Boca, le detuvo a Hernán Díaz, un futbolista por demás referente de aquel River de Passarella a comienzos de la década del noventa. La pena máxima había sido sancionada tras una dudosa falta de Alejandro Giuntini a un juvenil Ariel Arnaldo Ortega y la anécdota, recuerda a Ángel david Comizzo, arquero del conjunto Millonario, escuchando la ejecución del penal a través de una vieja y pequeña radio que le había sido arrojada minutos antes desde la tribuna Xeneize.

Clásicos y momentos inolvidables que marcaran para siempre, la historia de la institución más popular de la Argentina. En este caso, a 30 años del día que "Manteca" Martínez, en alguna medida trepó hasta el cielo para festejar su inolvidable gol a River.