El gran momento que está escribiendo el mediocampista es sin dudas pura responsabilidad de él mismo. Aclaro esto porque muchas veces se le adjudican los grandes momentos de los jugadores a los entrenadores.

Al mismo tiempo es clave en esta historia Jorge Almirón, porque Medina fue siempre el mismo jugador. Y ni Russo, ni Battaglia, ni Ibarra vieron lo que vio el actual entrenador. Hasta su llegada, Medina era un jugador que conformaba y no desentonaba cada vez que ingresaba desde el banco.

Tal es así que en sus 107 partidos que tiene con la camiseta de Boca, tan solo fue titular 56 veces. Sin embargo, esta tendencia con la llegada de Almirón promete modificarse partido a partido, debido a la importancia que va escalando el volante.

De las 56 veces que fue titular, apenas pudo completar los 90 minutos en 20 juegos. Y vaya si comienza a ser clave el DT que con Almirón completó 6 de esos 20 partidos. Y como si fuera poco, en el último tiempo también se destapó su faceta goleadora. En su corta carrera suma 3 goles, 2 de ellos los hizo en sus últimos 4 partidos, además de haber sido responsable de 1 asistencia y recurrentemente ser elegido como figura de los partidos que gana Boca.

¿Por qué es clave Almirón en esta historia? Simplemente porque vio el potencial en Medina que otros no vieron. Y ese potencial se exprime de una sola manera. Con confianza y respaldo más allá de las intermitencias. El entrenador se las propició y el mediocampista no desaprovechó sus oportunidades.

Por primera vez en su carrera Medina hilvanó 10 partidos consecutivos como titular. Y cuando a un jugador se le da confianza comienza a pulir todo lo que puede dar. Frente a Gimnasia fue el responsable de que Boca volviese a tener pases entre líneas, en lo personal volvió a convertir y fue elegido nuevamente como figura.

Si tan solo tomamos los 10 partidos consecutivos que Almirón le brindó a Medina, en ellos vamos a encontrar sus mejores rendimientos, vamos a descubrir a un volante más comprometido con hacer jugar al equipo y encontraremos un costado goleador que le venía siendo esquivo ante tanta intermitencia.

El Efecto Medina es responsabilidad de Medina por haber aprovechado su oportunidad, pero Almirón fue clave por haber descubierto su potencial.