Cuando Guillermo Pol Fernández apareció en la mayor de Boca fue interesante. De derecha al centro atacaba, incesante ida y vuelta, y manejos tanto con derecha como con zurda. Debutó en febrero del 2012 y en mayo del 2013 salió a préstamo, sin poder afianzarse. Pero pasta se le vio.

Regresó a Boca a comienzos del 2020, luego de su gran campaña en Racing. Fue importante en el campeonato para Russo, manejó los hilos y acomodó el desorden del mediocampo. ¿El final del torneo? El mejor; Boca rompió el maléfico y gritó campeón en la última fecha en la cara de River, que tenía todas sus fichas a su favor.

La noche fue épica, los dos partidos en simultaneo, esperanzas que subían y bajaban. Cada minuto era una eternidad. Y si esos 90 fueron largos, el torneo que parecía perdido, mucho más... Un fana de Boca así lo expresó en redes y apostó a que era algo casi imposible.

A fines de febrero comentó en sus redes sociales: "Si lo llega a ganar Boca, me tatuo el jopo de Pol Fernández". Con el gol de Tevez ante Gimnasia, con el Diego presente en la bombonera y Miguelo que festejó con todo el plantel, lo que fue un solo tuit se convirtió en un tatuaje.

Matías, quién rápido llamó a su tatuador y no dudó en cumplir, le contó a Ole: "Soy muy cabulero, así que me vi obligado a cumplir sí o sí. No quería que me pasara como a la Selección, que no volvió a Tilcara después de México 86 y no ganó más otro Mundial",