El canto del final de la gente pidiéndoles a los jugadores que "contra River, cueste lo que cueste", es todo un mensaje, de cara al superclásico, pero también de lo que la gente percibe y siente, que este equipo decididamente juega mal.

Nos cuesta encontrar, en este tiempo, 90 minutos de corridos, que nos dejé con la sensación de ser un equipo confiable. Se viene marcando siempre. Cuesta encontrar puntos altos de los equipos de Battaglia.

Ante Huracán, solamente 20 minutos del paraguayo Romero. Jugó solo y dio la sensación que todos lo buscaron a él, porque eso genera, una cuestión de confianza en sus compañeros. Pero solo no puede, no le va a alcanzar. Porque además, viene de una inactividad y se sintió en el segundo tiempo, sin piernas, sin aire. Estaba para ser reemplazado.

Boca jugó mal y dejó en la cancha a un jugador que juega bien, pero que no tiene socios. Ramírez está apagado, no es el mismo que llegó. Le cuesta todo, decididamente. Habrá que replantearse, si está para seguir siendo titular. Creo que agotó todas las chances para seguir en el once.

Pol Fernández no tuvo la mejor producción. A los de arriba la pelota no les llegó limpia. Y cuando pasó, que fueron pocas veces, Villa estuvo impreciso.

Y atrás, un punto para empezar a analizar y tener en cuenta: a Boca cuando lo atacan, lo lastiman, le hacen daño y le convierten goles. Es una preocupación de cara a lo que se viene, que es Estudiantes en La Plata y River en el Monumental. Son 15 días. Tenés por delante, dos partidos, que al Xeneize le pueden servir como empujón anímico. Le sirve, sobre todo, a su entrenador, para empezar a ilusionar a la gente con algo mejor y mostrar que él está a la altura de los compromisos que vienen.