El sábado pasado ante Racing, después de un partido en el que por momentos Boca se vio superado estratégicamente, el empate 0 a 0 nos volvió a llevar a una situación límite como los penales. Allí, la suerte estuvo de nuestro lado y pudimos festejar una importantísima victoria.

Desde los doce pasos, el triunfo nos metió en una nueva final por un título nacional y esto despertó la envidia de muchos rivales, que continúan con su habitual discurso de que sin esta clase de definiciones no tendríamos tantas alegrías como las que cosechamos a lo largo de nuestra historia.

Partiendo de la base, esta forma de ganar partidos es tan valedera como hacerlo en los 90 minutos. Ningún título vale menos por ganarlo en un mano a mano tras empatar en el tiempo reglamentario.

Desde 1977 la cuestión juega a nuestro favor. La primera vez que tuvimos que afrontar un cara a cara por la pena máxima fue en la final de la Copa Libertadores de ese año, cuando le ganamos a Cruzeiro en Brasil de la mano del Loco Gatti como figura.

A partir de ese entonces, 50 fueron las oportunidades en las que los nervios estuvieron a flor de piel. 36 victorias y tan solo 14 derrotas nos convirtieron en unos especialistas en la materia ante gigantes del mundo, como Milan (2003) o Pumas (2005), aunque también existieron dolorosas caídas como la de Once Caldas (2004).

Repasamos una por una las definiciones. ¿Se repetirá el próximo domingo ante Tigre en Córdoba?