Ha llegado el momento de tomarnos un descanso. Después de tanto trajín y semejante calendario apretado por la doble competencia, el plantel de Boca tendrá unos días libres para disfrutar y asimilar lo que fue un semestre perfecto.

El equipo cumplió con todas las metas que se había trazado. Logró conquistar la Copa de la Liga, sigue con vida en la Copa Argentina -venció a Central Córdoba de Rosario en 32avos- y se clasificó a los octavos de final de la Copa Libertadores como primero del grupo.

Todos estos resultados positivos se dieron bajo un contexto de "crisis" como lo señalaban varios sectores, pero de todas formas Sebastián Battaglia sacó a relucir la mística del club y dejó en claro que no por nada es la persona que más títulos conquistó como jugador-técnico.

El trabajo en la delantera fue excepcional. La explosión de Sebastián Villa, el tándem de Benedetto-Vázquez que iba intercalándose y la recuperación de Eduardo Salvio en el final fueron claves importantes para llegar a este punto, sin embargo, hubo otro factor más que crucial, la defensa.

Pese a los inconvenientes que se generaron por las suspensiones en la Copa y las constantes lesiones en la zona, la última línea se mostró sólida cuando debía. Los números marcan que, en los últimos ocho partidos, tan solo recibimos un gol (vs Corinthians) por lo que el muro en la línea de cuatro más el arquero se mantuvo más firme que nunca.