Arrancó su ciclo con juveniles, luego optó por los de experiencia. Era 4-3-1-2, después fue 4-3-3, también probó 4-2-3-1. Volvió al enganche por Óscar Romero y Aaron Molinas. Y volvió al 433. Son demasiados cambios para un ciclo que no tiene definido su rumbo...

Parecía que Romero y Molinas iban a ser los enganches durante este año. Alternaban, pero el "enganche llegó para quedarse" que decían desde el cuerpo técnico ya no está. Parece que llegó y, por ahora, se fue. No sabemos hasta cuándo.

El martes, ante el débil Always Ready, cambió de esquema y utilizó el 4-3-3 que no le trajo buenos resultados a principio de año. Pero con una modificación clave que hace el equipo aún más ofensivo: Óscar Romero de volante interno por la derecha en lugar de Medina. Salvio, Benedetto y Zeballos conformaban el tridente arriba. Pol siguió siendo el 5 y Ramírez arrancó por la izquierda.

Muchos creímos que era una formación que solo veríamos en esa clase de partidos: rivales débiles, de local y con la obligación total de ganar y asumir riesgos. La historia se repitió el domingo: Lanús (último de la zona) visitó La Bombonera, pero no pudo ganarle. Fue 1-1. Jugando flojo otra vez. Jugó el mismo medio: Romero-Pol-Ramirez. Y arriba Villa entró por Salvio. Pipa y Changuito se mantuvieron.

¿Se animará a mantener este equipo ultraofensivo contra rivales de otra jerarquía? Tiene partidos para probarlo: mañana con Godoy Cruz (también de local) y la visita a Santiago del Estero ante Central Córdoba. Pero Battaglia vive cambiando. A veces por necesidad, casi siempre por inseguridad.

El próximo partido bisagra será en San Pablo ante Corinthians por la Libertadores. Imagino un medio más combativo, con más marca y un enganche con solo dos puntas. El tiempo dirá si Battaglia mantiene este "nuevo esquema" o vuelve a cambiar.

Está bien ser protagonista y salir a atacar a rivales accesibles, pero tenes que tener una línea de juego. Un funcionamiento adecuado al nivel del plantel que te armaron. El problema radica cuando para ciertos partidos trascendentes cambias totalmente de plan. El jugador se suele confundir. Si este es el principio de un nuevo Boca, bienvenido sea. Si esto es, exclusivamente, porque enfrente hay rivales determinados, el DT volverá a caer en sus propias contradicciones.

Será el comienzo del Nuevo Boca u otro espejismo del cambiante entrenador. Por lo que vimos por la Copa y el fin de semana, el nuevo Boca se parece demasiado al viejo Boca. Y lo más decepcionante es que seguramente se parecerá al Boca que venga.