Para los equipos argentinos, viajar a La Paz por un partido de Copa Libertadores o Copa Sudamericana siempre fue una verdadera odisea, debido a la logística que se debe llevar a cabo para contrarrestar los efectos de la altura.

"En Bolivia cueste lo que cueste", supo escucharse desde los cuatro costados de la Bombonera en el partido contra Barracas el pasado sábado, como si no existieran impedimentos o excusas para tener que salir del Estadio Hernando Siles con un triunfo.

Realmente, esta travesía significará un verdadero desafío desde lo deportivo y lo físico para el plantel. La falta de oxígeno podría llegar a sentirse en los jugadores y esto significará una ventaja para el local que no debería entregarse.

Para evitar dar un paso en falso, Sebastián Battaglia y sus ayudantes realizaron una estrategia para intentar llegar a la capital boliviana con menos problemas. Mañana martes, después de la práctica, el equipo emprenderá viaje a Santa Cruz de la Sierra, ciudad que tan solo tiene 400 metros sobre el nivel del mar.

Una vez instalados en el llano, la delegación recién se trasladará a La Paz el mismo día del partido -el miércoles- por la tarde. Así, el plan será evitar que los jugadores lleguen apunados y pesados por el clima y las condiciones del lugar.