Se piden refuerzos sin razonar. Boca tiene un problema (grande) pero no pasa por la calidad y cantidad de jugadores que tiene. El problema es que no hay funcionamiento y eso es responsabilidad del entrenador. Boca ha tenido una involución desde que Ibarra asumió. Y eso hay que solucionarlo.

Boca tiene 3 arqueros de nivel. Romero con un gran pasado internacional y que será el titular cuando esté bien físicamente. García siempre respondió cuando le tocó atajar y Brey, que es una promesa muy importante para nuestro fútbol.

Se trajo un central (Valdez). Se busca otro u otros (Merolla). Los laterales están cubiertos y cuando Rojo se recupere, también será otro refuerzo. Los volantes sobran de todo tipo, centrales (Varela, Equi y Rolon); por derecha: Pol, Medina y Pulpo; por izquierda: Ramirez y Romero. En el ataque Benedetto, Vazquez y Orsini son los 9. Langoni, Briasco, Zeballos y Villa como extremos. Plantel hay. Sumados a chicos que siempre cumplieron. El problema es otro.

Hugo Ibarra y sus ayudantes, Pompei y Gracian, deberán darle una identidad al equipo. Algo que no pudieron desde que asumieron, más allá de buenos resultados. Un equipo de memoria o casi. Que se sepa lo que quiere dentro de la cancha. Un conjunto protagonista o uno que espere. Nadie pedirá un juego vistoso. Se pide saber cual es el Boca de Ibarra. Ahí está la falencia de este equipo. Que no es un equipo.

Probablemente, el Consejo demora en negociar o no trae lo que el hincha pretende, pero el gran problema de Boca no es el plantel. Es el funcionamiento de un equipo a la deriva técnica y tácticamente. Arranca el campeonato, vendrá la Copa Argentina y la Libertadores. Ibarra tiene todo por delante para demostrar por qué es el DT de Boca. Depende de su trabajo y como logre convencer a sus jugadores de la idea que pretende para su Boca. Comienza la acción. Viene de perder tres partidos decisivos consecutivos. Viene lo más importante. Hay material dentro de la cancha. Las dudas están en el banco de suplentes.