El pueblo boquense lo puede afirmar, desde que Román ganó las elecciones, el aire que se respira en el entorno de Boca es distinto. Una inyección de puro sentido de pertenencia, con una estructura que cambió de pie a cabeza. Y hoy, todas esas modificaciones, jugaron un papel importante.

Para cada vez que se abre un mercado de pases, el Xeneize ya tiene una postura marcada: los juveniles no se venden, solo préstamo. Y desde ahí, cualquiera que quiera negociar con Boca se debe parar en esa vereda. Otro camino no hay. Uno de los clubes que mayores préstamos negocia en nuestro fútbol, es Defensa y Justicia, con su propio libreto que mal no le va.

Los dirigidos por Sebastián Beccacece pusieron los ojos en Aaron Molinas. Uno que juega bien. Bien de verdad. Que le gusta tratar la pelota con la suela del botín. Cuidarla y llevarla al ras del césped. Y acercaron su ofrecimiento... Previo al partido con Tigre, donde el joven mediocampista fue titular, no se sabía dónde estaba su continuidad: en el Halcón o con la Azul y Oro.

Con 21 años, el joven nacido en San Justo, volvió a tener un rendimiento más que aceptable, como en casi los 35 partidos que se calzó la casaca xeneize - aunque solo 18 fueron desde el arranque -. Fue clave en la abultada victoria ante el Matador. Una vez finalizado el encuentro, tenía las dos cartas arriba de la mesa, y llegó la hora de elegir.

La cabeza fría que tiene dentro de la cancha, la debe mantener aún más afuera, cuando se trata de su futuro. Hoy por hoy, sabe que para Battaglia no está dentro del once titular. Y mudarse a Varela, le significaría mucho más rodaje y continuidad. Podría ser salir para volver. Pero Aaron Molinas eligió Boca, quedarse en la casa que lo vio crecer. Por más que le toqué pelear y luchar. Los factores pueden ser varios, pero seguramente el sentido de pertenencia fue un papel importante.