Todavía vibrando después del triunfo, quizás histórico porque al clasificar de visitante ante un rival histórico y con la gente en contra, hace que la victoria sea aún más importante. Boca en Avellaneda planteó un partido inteligente y, aunque Racing tuvo algunas situaciones de gol en el primer tiempo, no fue meremente superior, como si lo había sido el equipo de Almirón en La Bombonera.

Además, nunca lo superó de manero constante, no le ganó el mediocampo ni lo puso en aprietos. El planteo de Boca fue bueno y distinto al de la ida, porque vale recordar que Boca jugó sin su mejor jugador, que es Valentín Barco.

Yo creo que el Xeneize logró una clasificación justa y uno de fue de Avellaneda con la sensación de que el equipo tiene buen rumbo y está bien encaminado. Para que el equipo empiece a tener más rodaje, continuidad e identidad de juego, hay que hacerlo jugar. No hay motivos válidos del cambio tanto de nombres como de sistema en el partido ante Tigre.

La confusión viene desde arriba hacia abajo, desde Almirón a los jugadores y a todos. Cambiar tan seguido los futbolístas y los esquemas es peligroso y confuso. El misterio de darle el equipo a sus dirigidos dos horas antes del partido también les genera una sensación de incertidumbre.

No genera identidad, seguridad, una línea determinada. Da un paso adelante, dos atras, dos adelantes, y así contínuamente. No logramos mejorar constantemente. Boca ante Tigre jugó, realmente, muy mal. El entrenador decidió jugador con dos 9 y lo cambió en el entretiempo porque la pelota no les llegaba.

En el mediocampo solo quedaron Equi Fernández, que no tenía donde descargar y no tenía gente cerca de él, y Campuzano, que no puede ser el 5 del equipo.

Boca tiene 3 semanas para buscar darle rodaje, identidad y un sistema de juego al equipo para la serie ante Palmeiras por la semifinal. Es necesario que los jugadores se sientan titulares, y los que no, que estén a disposición esperando su oportunidad y hacerlo de la mejor manera. No puede haber tantos cambios y rotación en tan poco tiempo.

En 30 partidos cambió 29 equipos y 7 esquemas tácticos. Tiene nombres, tiene jugadores, tiene mística, tiene a La Bombonera, tiene a la gente pero Boca necesita, hoy en día, identidad, que se logra con un mensaje claro desde arriba.