De a ratos mejor, de a ratos peor o de a ratos igual, pero Boca hace rato está dentro de una monotonía futbolista y le cuesta avanzar. Cuando mejora, luego retrocede. Se estanca hasta recibir un cachetazo de realidad y vuelve a salir a flote. El conjunto de Battaglia no está en la lona, por el contrario, está más vivo que nunca, luego de clasificar en el segundo lugar en la Copa de la Liga.

Con el ánimo en alza, viaja a Bolavia, La Paz. Complejo por lo que genera jugar allá, el próximo compromiso del Xeneize, que no puede perder. No. El cuerpo técnico dejó la rotación masiva de lado, y busca afianzar su esquema con sus nombres. Pero algunos rendimientos deberán a empezar a ganar partido, para seguir en fila durante la recta final.

Es cierto que desde el cuerpo técnico deben dar las herramientas suficientes, estudiar al rival, potenciar lo propio, para que los futbolistas tengan la facilidad de imponerse. Pero, luego, todo ocurre dentro del rectángulo, y hay deudas personales. La más notoria, tal vez, es la de Juan Ramírez. Aquel volante que llegó en julio del año pasado, y con tres días se calzó la pilcha, rindió bien y fue exclamado por propios y extraños, hoy está en un bajo nivel. Lo sencillo, le cuesta; las difíciles, empieza bien, pero termina mal.

El único gol de Ramírez en Boca

Al igual que el ex San Lorenzo y Talleres, Óscar Romero debe demostrar que es un jugador de la talla de Boca. El jugador de la selección, muestra su jerarquía en cada partido, pero en lugares indeterminantes. El volante lleva 11 partidos con la Azul y Oro, aún no marcó goles y su actuación superdestacada solo fue en el debut por Copa Argentina; falta más, mucho más.

Otro de los eslabones en cuestión es Luis Advincula. El peruano mantiene la titularidad en el once, primero por la lesión de Weigandt y segundo, justamente, porque el Chelo no volvió a su nivel anterior. Es claro que por momentos se hace importante, como en la triangulación del primer gol de Boca ante Barracas Central. Pero en Boca, tarde o temprano las situaciones caen solas por jerarquías. El peruano ha tenido fallos que lo dejan en evidencia en el retroceso. Y en el ataque, falta una cuota más.