La historia del deporte está marcada por millones de hechos particulares, donde se validan rivalidades, grandes anécdotas, goleadas o algo que marque un antes y un después. Y los libros, dicen que todos los ítems anteriores se llenan con el Boca - River del 2001. Un partido para tener colgado en un cuadro en living de tu casa.

Con la vestimenta Azul y Oro, con más oro que nunca luego de ser megacampeón en el 2000, Bianchi y sus soldados reciben a River en el Monumental, por la fecha 10 del campeonato local. Ya incluso sin Martín Palermo que se fue al Villarreal, el Virrey dispuso de una alineación formidable: Abbondanzieri; Ibarra, Bermúdez, Matellán, Clemente; Pérez, Serna, Traverso, Riquelme; Delgado y Barijho.

Un Boca sumamente funcional, salió a atacar el arco de River desde el momento cero. Impuso condiciones y se alineó a una fiesta puesta por el movimiento más popular del país. ¿Los primos? "otra vez, salió a defenderse", título el mítico diario El Gráfico. Si bien nuestros guerreros siempre fueron al frente, les guste o no, se estaban enfrenando al mejor equipo mundial, que hacía unos meses venció al mismísimo Real Madrid.

Luego de una mitad dónde quebrar el cero parecía una misión imposible, apreció Hugo Benjamín Ibarra, un misil para dejar tirado a Costanzo: Tiro libre que ejecutó Román, un rechazo al borde del área. El negro la acomodó, midió y la colgó, de zurda, en un ángulo. Golón. Golazo. Inmejorable. Fue su único gol ante los de Nuñez, ¡y de qué manera!

Y una vez que se abrió el grifo y se quebró la valla invicta, Boca fue por más. A la espalda dormida de la visita picó el Chelo Delgado. Más rápido que todos, ganó y se metió en soledad al área. Y también fue más rápido que el arquero Millonario, que lo tocó y provocó el tiro desde los 12 pasos. Frente a la bandeja donde estaba el público silencioso de River, tomó la pelota Juan Román Riquelme: "Señoras y señores, llegará el derechazo, del Torero...", con suspenso, salió el remate de JRR, que Constanzo contuvo, pero su despeje salió hacía el costado del 10, que la mandó al fondo de la red con su cabeza.

Las manos al costado de su oreja, el escudo de Boca en el pecho, su cadenita reluciente y los compañeros tratando de abrazar a un Riquelme inmolado, se paró en la mitad de la cancha y nació el Topo Gigo. Las internas con Mauricio Macri, presidente en su entonces, dejó una marca registrada para el diez.c

En diez minutos, los dirigidos por Bianchi pasaron a ganar 2 a 0 y se quedaron con un hombre de más, por la expulsión de Cardetti en la visita. El templo era un vals, al ritmo de Boca, Traverso, Serna, Clemente, Ibarra, Román, Chipi. Y para rematar, ingresó Guillermo Schelotto, que sin dejar pasar desapercibido, sentenció el encuentro: a los 80' lo tomaron dentro del área y Baldassi cobró penal. Desde la pena máxima, el Melli se encargó de clavar un golazo y definir un 3 a 0 para toda la historia.