Diego Monroig - Opinión
La imagen que dejó Boca ante Corinthians: es por el camino indicado. En el cierre del semestre, con la final y la clasificación por delante, el Xeneize busca su ADN.
Por: Diego Monroig
18 de mayo de 2022
Escucho, leo y en más de alguna
oportunidad he afirmado que Boca debería jugar mejor de acuerdo al plantel que
tiene. No voy a zambullirme en la discusión sobre qué es jugar bien o si se
puede vivir de merecimientos en el fútbol.
Prefiero tejer la mejor definición para un equipo que intermitentemente ha ofrecido garantías y que hoy está a noventa minutos de un nuevo título; y a otros de viajar directo a los octavos de final de la Conmebol Libertadores. Sucede que cada vez que la cornisa ganó protagonismo, dejó de hacer equilibrio y se impuso pisando fuerte desde los resultados.
Si un equipo juega mal crecerán
las chances de que pierda seguido. Por eso al Xeneize no lo coloco en este
grupo. Tampoco en el grupo de los que juegan bien regularmente. Boca encabeza
el grupo de los que deberían jugar mucho mejor por el plantel que tiene y
después del empate con Corinthians pareciera haber encontrado la dirección
indicada. La misma dirección que pareció haber quedado grabada después de la
victoria con Defensa y Justica, pero que con Racing perdió señal en el GPS.
Si en 44 partidos el entrenador
probó con el 4-3-3, con el 4-4-2, con el 4-2-3-1 y con el 4-3-1-2, difícilmente
se pueda fortalecer una identidad. Incluso de un partido a otro nunca ha podido
repetir un once. Es más, en lo que va de 2022 ya ha utilizado 10 parejas de
centrales distintas.
Si en 44 partidos, obligado por diferentes circunstancias en la mitad de la cancha, hemos visto pasar desde un volante central de las características de Campuzano, luego se inclinó por uno como Pol Fernández y terminó quedándose con otro como Alan Varela, difícilmente se pueda gestar un estilo. Un viejo axioma del fútbol esgrime: "Dime quién es tu 5 y te diré cómo intenta jugar tu equipo".
Entre lesiones, suspensiones y
actos de indisciplina, el entrenador no ha podido contar aleatoriamente con 20
jugadores en lo que va del año. Lamentablemente esta tendencia lo ha acompañado
durante todo el ciclo.
Llamativamente en este 2022 los
mediocampistas no solo han hecho pocos goles - tan solo uno - sino que tampoco
han tenido mucha presencia ofensiva en el área rival. Salvo los partidos ante
el Halcón y el Timao. Señal positiva de crecimiento y de haber encontrado el
medio ideal con Pol, Alan y Óscar en la última foto.
Quizás la explicación del nivel intermitente de Boca se justifique en alguno o en cada uno de los argumentos detallados anteriormente. Es tan imponente el peso propio del plantel que por jerarquía individual últimamente ha conseguido los objetivos.
Es cierto, los arqueros están
para atajar y los delanteros para hacer goles. Pero soy de los que prefiere no
vivir en ese vértigo a la hora de ir a buscar un resultado. Aunque después de
la victoria ante Racing, Izquierdoz sentenció: "cuando no se puede jugar bien, hay que ganar". Y últimamente, este
ítem Boca lo viene llevando a cabo muy fácilmente.
Un equipo en el que reposas tu
confianza sobre las garantías que te ofrece su identidad de gran juego también
puede perder, es cierto. La diferencia está en que mientras dura el partido, su
juego confiable desactiva ese temor latente que en cualquier momento puede
sufrir un revés inesperado. Si Boca mantiene las formas que mostró ante Defensa
y Corinthians, pronto se convertirá en un equipo que ofrezca garantías y genere
confianza alejando cualquier tipo de cuestionamientos.
En el cierre del semestre ya no
le podemos exigir a Boca que mejore su nivel o muestre destellos de un
funcionamiento que no pudo hilvanar por diferentes motivos en 7 meses, es
tiempo de cumplir objetivos.
Nos hemos acostumbrado a un
equipo que más allá de merecimientos, con buen juego colectivo o grandes
individualidades, tranquilamente puede y tiene con qué ganar la Copa de la Liga
y hasta clasificarse a octavos en la Conmebol Libertadores. ¿Se puede llegar al
éxito recorriendo el sinuoso camino de los altibajos futbolísticos? Sin dudas
que sí. Solo hay que prepararse emocionalmente.
El ADN de Boca lo liga históricamente a Italia, sobre todo el origen de sus colores. El horizonte pinta bien, solo hay que sostener firme el pincel, elegir los mejores tonos y seguir dando "Battaglia".
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