Martin Arévalo - Opinión

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La gloria duró poco y nada

Hace dos meses, Boca gritaba campeón en Cordoba. Hoy ya tiene 5 derrotas sobre 12 juegos del semestre y es una sombra de lo que era. ¿Qué pasó en el medio del camino? ¿Era evitable?

Por: Martín Arévalo
21 de julio de 2022

Pasaron dos meses del 22 de mayo en Córdoba hasta hoy. Del Cali Izquierdoz y Marcos Rojo levantando la Copa de la Liga a este presente con 5 derrotas sobre 9 partidos jugados en el torneo. ¿Qué pasó? ¿Fue tan grande el terremoto? ¿Por qué se cambió tanto la imagen? ¿Desde cuándo?


Después del partido con Argentinos Juniors, Roberto Moldavsky escribió: "Boca era un buen equipo hasta que Pipa erró dos penales. No había que tocar nada y seguir igual". Uno de los grandes humoristas de este país y fanatico de Boca escribió una verdad. No necesitó ni siquiera de 140 caracteres porque lo que escribió fue bastante más corto pero muy contundente.

En este sentido, lo qué hay que analizar es la ponderación que se le da a una derrota y a las formas de la misma. A nadie le gusta perder. Ni a los dirigentes, ni a los jugadores, ni a los técnicos, ni a los hinchas. Sin embargo, es parte del camino y se debe tener presente que en la ruta habrá alegrías y tristezas. Además, en la construcción de un proyecto hay que ver cómo atravesar las turbulencias y los pozos. Sin embargo, lo paradójico de todo esto está relacionado a lo que Boca había conseguido hace tan sólo dos meses: el equipo venía de ser campeón. Parece irreal que en tan poco tiempo el equipo sea una sombra de aquel que le ganó 3-0 a Tigre. Lo que también parece irreal son las decisiones que se fueron tomando justamente tras un campeonato.

Normalmente se cambia lo que está mal, lo que no funciona o lo que no tiene futuro. El equipo de Sebastián Battaglia fue de menor a mayor. De hecho, en la derrota por penales ante Corinthians, fue superior al rival en ambos partidos. 'Sí, pero perdió', dirán algunos. Y sí, pero las formas existen y deben ser valoradas. Una cosa es perder 3-0 con Santos, con papelón incluído, y otra es quedar afuera en una serie de penales insólita como la que se dio en La Bombonera. Boca estuvo en match point dos veces y no pudo cerrarlo.


Por eso, más allá de que ya había perdido con Unión, Central Córdoba y Banfield por la Liga Profesional , el punto de inflexión fue Corinthians. ¿Por qué? Porque no se midió la derrota de una buena manera como para sacar conclusiones. Se aprovechó la derrota para tomar decisiones que terminaron siendo malas consejeras para Boca.

Al día siguiente de quedar afuera de la Copa Libertadores, Boca echó al último técnico campeón. El mismo entrenador con el cual se había mejorado en lo futbolístico y el cual tenía la banca absoluta del plantel.

Luego del despido de Battaglia se hizo cargo Hugo Ibarra. El viernes, antes del partido frente a San Lorenzo, el nuevo DT, hasta ahí interino, continuó el plan.


¿Cómo siguió? Limpiando a Izquierdoz. Así enrarecieron un clima que ya venía alterado por la reunión en la que el capitán había discutido con Riquelme en el hotel de Boca. A partir de ahí hubo tres paradas: Bajo Flores, La Bombonera con Talleres y La Paternal.

El capitán del barco ya no era Battaglia, sino Ibarra, que a esta altura no importaba si tenía las condiciones de Pep Guardiola, porque el plantel ya desconfiaba de él por haber sacado a su líder. Al que peleó por todos.

En Bajo Flores sacaron a Exequiel Zeballos para jugar con un enganche y pusieron a Sebastián Villa 'de todo', menos de extremo por izquierda, que es donde mejor rinde. El primer esquema fue un 4-3-1-2.

Después de la derrota con el Ciclón, confirmaron a Ibarra como nuevo DT de la Primera. Él mismo ratificó que había tomado la decisión de la salida del capitán del equipo.

Con Talleres vuelve el 4-3-3 pero sin Zeballos y con Óscar Romero, cómo jugó ante Racing, que lo hizo mal de extremo por derecha. Su mejor posición fue de interior izquierdo.

Con Argentinos, Boca salió sin algunos titulares que estaban para jugar. Ibarra optó por futbolistas más frescos: dejó afuera a Darío Benedetto, Alan Varela y a Óscar Romero para hacerlos descansar. También lo hizo con Juan Ramírez que venía flojo en su rendimiento. Jugó con un 4-4-2, que al final fue 4-2-4, con los delanteros bien lejos de los volantes. Luego terminaron entrando Pipa, Ramírez y Romero. Varela no ingresó.


A todo esto, además, Boca hizo, o está haciendo, un mercado de invierno a destiempo. Los jugadores que llegaron, por ahora Martín Payero y Facundo Roncaglia, no estuvieron como alternativas en la Copa y ya pasaron 9 fechas de campeonato. En fin, es paradójico, pero en poco tiempo se destartaló el último campeón.

La buena noticia para Boca es que ya está en la Copa del año que viene. No tiene necesidad de ganar el torneo local o la Copa Argentina. Sin embargo, el prestigio no se puede regalar.

¿La mala? El tiempo corre y tiene que encontrar soluciones rápidas porque ya van 5 derrotas sobre 12 partidos contando Libertadores y Copa Argentina.

Son dos meses que deben ser analizados a fondo. Nadie pasa del hospital a correr una maratón ni tampoco nadie pasó del cielo al infierno. Pero Boca, en estos dos meses, pasó de ser campeón a tomar decisiones como si todo le hubiera salido mal.


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