Todos los hinchas recordamos la Copa Libertadores 2007 como algo que sucedió ayer. Los goles de Palermo, la defensa sólida, la niebla con Cúcuta, la final con Gremio y, sobre todo la magia de un Román que había vuelto exclusivamente para reencontrarse con su gran amor.

Pero además de todos los momentos que se puedan llegar a recordar, hubo uno que claramente quedó en la retina de todos: la patada de Gastón Sessa a Rodrigo Palacio en los octavos de final cuando se jugaba frente a Vélez en la Bombonera.

El partido llevaba 24 minutos del primer tiempo y el Xeneize ya ganaba 1-0 con gol de Riquelme. Fue allí, que el arquero, en una pelota que no debía tener complicaciones, inexplicablemente saltó con sus brazos hacia arriba y con la pierna derecha extendida hacia adelante, terminando de clavarle los tapones al delantero que ya era visto por equipos europeos.

Rápidamente, Héctor Baldassi corrió hacia el área que tiene de espaldas a La 12 y marcó penal, mostrándole la tarjeta roja al Gato, quien intentaba explicar sin justificación alguna la razón por la que había hecho ese movimiento.

15 años transcurrieron de ese momento, pero lo que pocos recuerdan es lo que sucedió posteriormente. Un joven Sebastián Peratta ingresó bajo los tres palos para el Fortín y debía verse cara a cara con Martín desde los doce pasos. Pese a que el goleador venía afilado, el tiro salió por encima del travesaño y la historia continuó 1-0.

De todas formas, el optimista del gol tendría su revancha en la segunda mitad para marcar el segundo y, sobre el final, Clemente Rodríguez sellaría lo que terminaría siendo el 3-0 en la ida para viajar a Liniers con suma tranquilidad en busca del pase a cuartos.