El ciclo de Ibarra al mando de Boca empezó a terminarse con los silbidos ante Instituto. Riquelme se tomó unos días para charlar con algunos jugadores. Esos jugadores que el lunes siguiente a la derrota de local, no le respondieron al entrenador y que lo sentenciaron cuando Riquelme los consultó. Relación terminada. Un CT que jamás supo darle herramientas y que los hizo involucionar.

Riquelme tenía claro todo antes de Olimpo. Pero su viaje a España y a Paraguay postergaron la decisión. No iba a echar al técnico e irse del país unos días. Llegó al aeropuerto de San Fernando y se fue al Predio de Ezeiza, lo citó al DT y lo echó cara a cara. Indiscutible decisión. No había manera de que Ibarra pudiera revertir esta situación. Fin de ciclo por donde se lo mire.

Quien escribe, contó que algunas situaciones hicieron que los jugadores no estén cómodos con el entrenador: el día a día, los ejercicios tácticos, las indicaciones en las prácticas, las charlas técnicas, las formaciones iniciales, los cambios, etc le demostraron al plantel que Ibarra no estaba capacitado para ocupar ese cargo. Riquelme corroboró todo eso, más allá del funcionamiento del equipo en cada presentación.

Muchos dudaban, hablaban de operaciones, del año político, el propio entrenador era irónico ante la prensa. La realidad la tenía delante de sus ojos y no la veía. Lo iban a echar si no se iba. El hincha debe confiar más en algunos periodistas y menos en hinchas con micrófono, sin ningún tipo de acceso a la información.

También se adelantó hace unos días al gran candidato: Gerardo Martino. Boca negocia con él tras la salida de Ibarra. Es el nombre que quiere Riquelme. Es el momento de alguien que no sea del Mundo Boca. Un entrenador de jerarquía y con experiencia. Es el nombre que reúne todo lo que se necesita para el puesto. Ojalá diga que Si. Sería un gran acierto.