Tras la semana de vacaciones, no se desvió el foco ni se perdió el objetivo. El modelo Xeneize sigue marcando tendencia en el fútbol argentino. ¿Las claves? A continuación...

La derrota frente a Corinthians en San Pablo marcó un punto de inflexión. Desde aquella caída Boca no volvió a perder. Han pasado 10 partidos y lo más destacable es que durante ese periodo, tan sólo le han convertido dos goles. La seguidilla comenzó ante Barracas y casualmente, en aquel partido se dieron dos situaciones que podrían llegar a entenderse como parte de la fórmula del éxito.

Ante Barracas volvió a la titularidad el capitán Cali Izquierdoz. Después de una larga inactividad tras haber sido operado, regresó en tiempo récord y volvió a lucir el brazalete al lado de Marcos Rojo. Si bien Carlos Zambrano cuando debió reemplazarlo lo hizo de gran manera, la dupla Cali-Rojo es la más experimentada del ciclo Battaglia y los resultados la respaldan.

Ante Barracas también tuvo su nacimiento una alteración en el esquema. El entrenador volvió a cambiar la característica de su volante central. Desde aquel partido su nuevo eje fue Alan Varela. El mediocampo incorporó herramientas que antes no tenía y sobre todo con Pol más liberado para pensar en el arco rival, el ADN del equipo mutó favorablemente.

Al dialogar con los protagonistas tanto del cuerpo técnico como del plantel coinciden en "nos acostumbramos a ganar" y describen una sensación que sobrevuela puertas adentro y en cada partido: "estamos con mucha confianza y seguridad". Estas dos definiciones se reflejan en el desarrollo de los últimos partidos.

Aunque las cosas no salgan futbolísticamente durante algún pasaje del juego, el equipo no pierde la calma ni entra en confusiones como lo hacía anteriormente. La mejor muestra se obtuvo en La Bombonera cuando empató con Corinthians. Hasta ese partido, Boca había estado tres veces en desventaja durante 2022 y no había podido ni siquiera empatar. Perdió los tres (Deportivo Cali, Huracán y Corinthians en Brasil).

Sin embargo, cuando el Timao en Buenos Aires se puso en ventaja, Boca mostró una versión mejorada, calma y madura. Y no solo lo empató, sino que mereció ganarlo gestando una de las mejores presentaciones del ciclo Battaglia.

La fortaleza mental se refleja en el juego. Más allá de algunos baches, el equipo da la sensación que tarde o temprano va a convertir, sea por juego colectivo o por peso propio individual.

Boca cruzó la línea media del año y sigue compitiendo en Copa Argentina, Conmebol Libertadores y Liga local. En Copa Argentina y en el terreno doméstico va por el Bicampeonato. La Libertadores es el objetivo principal y Battaglia infla el pecho para comenzar a caminar por el callejón internacional.

Ante Ferro, Battaglia jugó su octavo mata-mata como técnico de Boca y los ganó los ocho. Y si nos mantenemos en los mata-mata, los números de Agustín Rossi son demoledores. El arquero suma 11 series consecutivas con el arco en cero.

Quizás, en los números se pueda encontrar una fórmula del éxito que Boca partido a partido la define con tres letras: Las tres "G" (Ganar, Ganar y Ganar).