Prometía ser una tarde de domingo inolvidable. Dos clásicos. Dos equipos grandes competían por el título: Boca y Racing. El de Ibarra recibía a Independiente y el de Gago era local de River. Especulaciones varias. Todo lo que uno imaginaba fue superado por un final de película.

Dos rivales que demostraron su grandeza y fueron al frente: Falcioni y Gallardo dieron el ejemplo: no todo está perdido y las dudas no tenían ningún sentido. Ambos equipos jugaron para vencer a su rival de turno sin importar que su clásico rival se pudiera ver beneficiado.

Boca se lo llevó a lo Boca. Sin jugar un gran partido (como a lo largo de todo el ciclo de Ibarra) pero con el convencimiento y el sacrificio de siempre. El tema físico fue una complicación en el final. Racing lo perdió a lo Racing, también. Tuvo un penal en el final y Armani lo atajó.

Esos minutos entre el penal que pateó, increíblemente, Galván y la atajada de Armani fueron interminables en La Bombonera. Si Racing ganaba era campeón porque Boca empataba. Pero la tarde tenía guardada una vuelta más. Una vuelta en el desenlace y una vuelta olímpica. Encima River lo ganó y desató la locura en La Bombonera. ¡Boca campeón!

Rossi imbatible, Advincula y Fabra yendo, pero a veces no volviendo, los centrales que rotaron demasiado por necesidad, el liderazgo de Rojo, el temperamento de Figal en el final, la levantada de Zambrano, la jerarquía de Varela, el corazón de Pol, la fuerza de Ramírez para seguir jugando en este momento, la categoría de Romero en el tramo final, la velocidad de Villa, los goles de Benedetto, el desparpajo de Zeballos, la aparición de Langoni y la convicción de cada juvenil que le tocó entrar, son algunos de los méritos de este Boca. El grupo que armó Ibarra con mucha sencillez, con Pompei y Gracian como laderos.

Una conducción que se asienta con títulos. 5 en 3 años. Pueden ser 7. Y Boca va. Va en el futbol masculino, en el femenino, en la reserva y en las juveniles. A base de asado. Si tanta sanata. Algunos subestimaran lo grupal, pero quedó demostrado que mientras algunos cancherean en los medios, después desaparecen adentro de la cancha. Y Boca fue en silencio y con humildad. Y Boca fue unido. Y Boca lo terminó ganando. ¡A lo Boca! ¡El hincha está feliz, como Riquelme!