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No había sido casualidad, volvimos a bailar a Tigre

Hace tres semanas, Boca y Tigre se enfrentaron por la final de la Copa de la Liga. Y como en aquella tarde, el Xeneize se quedó con el partido con una goleada dominante.

Por: Juan Pablo Pelichia
15 de junio de 2022

Como cada vez que se abre el telón de la Bombonera, se abrió un nuevo espectáculo, que se presentó desde la salida del túnel de Boca se apreció un estupendo recibimiento al campeón. Los de Battaglia recibieron, justamente, al subcampeón del torneo anterior, que volvió a caer en sus manos y con una gran goleada.


El paso en falso que tuvo Boca en Santiago de Estero había que dejarlo atrás. Y con ese chip salieron los jugadores de Battaglia a disputar el encuentro. Sin temor al buen juego que suele mostrar el Matador, el local se impuso desde los toques, la presión alta y ser totalmente protagonista del partido. Sobro todo, la confianza que le dio el DT a Molinas como titular, fue clave para hacerse dueño.

La movilidad por todo el frente de ataque, desordenó en varias oportunidades a la defensa de Tigre. Y en donde nos regalaron "medio espacio", la mandamos a guardar: Molinas amagó a picar a un lado y fue a buscar a otro. Hizo una excelente pared con Villa, que la pinchó con zurda al centro del área. Y al igual su regreso con la Azul y Oro ante Colón, Benedetto se elevó más alto que su marcador y la mandó a guardar de cabeza.


Boca bailó al ritmo que la gente cantó. Porque hoy si hubo fiesta. Desde las tribunas y dentro del verde césped. Lucido y mejorado, el Xeneize fue por más. Y en un regalo de Tigre, apretó el acelerador, que terminó nuevamente con Villa tirando el centro con su pierna menos hábil pero eficaz. Y desde volea la agarró Pol Fernández, que estrelló el palo de Marinelli. Por poco, en 25 minutos, no iba 2 a 0.

Conforme con el resultado, poco a poco la intensidad se fue deteriorando y los de Victoria crecieron. No hay que sacar mérito, llegaron a la final del torneo pasado. Pero si tuvo poco mérito el temporal empate: desde un lateral, Boca se durmió. Y en el centro que lanzó Zabala, se desvió en la espalda de Figal y Rossi no pudo contener. La primera mitad terminó en igualdad.

Pero la intensidad que perdió en los últimos minutos de la primera parte, la recuperó en el entretiempo. Desde el comienzo de los segundos 45', se vio la mejor cara de Boca. Sobre todo, desde el medio en adelante. Todos jugaron bien y fueron entendiendo por dónde atacar. Pipa terminó sobre la raya, se llevó la marca, la jugó al medio al resolutivo Molinas que no le pesó para nada la noche. Centro fuerte al medio y desde izquierda al centro llegó Changuito. La pisó dos veces y el remate no lo pudo contener el arquero de Tigre.


Y esos 10 minutos que fueron un dolor de cabeza para los vestidos de blancos, se incrementó cuando Villa y Fabra se conectaron. Como tantas otras veces, la dupla colombiana quebró con cualquiera que se interponga por delante. Y terminó con Frank a pura velocidad dentro del área, con un remate seco que se desvió, pero terminó besando la red.


A la fiesta que llegó el público de Azul y Oro por la consagración del último título justamente ante Tigre, la quiso opacar Retegui, que pudo descontar pasada la hora de juego. Pero hoy no era una noche para dejar tres puntos. La noche se armó desde principio a fin a favor Xeneize. Pol Fernández siempre bien parado, recuperó en mitad de cancha y enseguida mandó a correr al Chango. Y nada que descubrir cuando arranca en velocidad, todos quedan detrás de él. Y al único que tuvo por delante (Marinelli), lo dejó mirando como entró la pelota con potencia al segundo palo.


Desde un pelotazo, Zeballos y Sosa se entrecruzaron y terminaron cabeza con cabeza, con discusión por el jugador de Tigre que quiso intimidar al Chango. Pero lo que no supo es que la Bombonera no te deja solo. El estallido de la gente aturdió a los propios jugadores de Diego Martínez. Y Demertini lo demostró: un insólito pase atrás, que quedó muy corto y aprovechó el Pipa, que remató fuerte y ajustado ante el arco semivacío de Marinelli.


Con el partido casi consumado, con todo ya dicho, Figal se cayó dentro del área y la tocó con la mano, ante la presión de Retegui; que el mismísimo ex Boca se encargó de patear el penal que cobraron a instancia del VAR y vencer a Rossi en los 12 pasos. Más allá de los retoques que sufrió el conjunto de Battaglia por parte de Tigre que nunca dejó de intentar, fue justo ganador. Otra vez, como en la final. Boca volvió a demostrar y bailó al Matador.

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