Son 34 partidos de este ciclo. Alternó buenos momentos (en cuanto llegó) y muchos malos (desde hace un tiempo hasta aquí). Tuvo aciertos (Barco, Medina, Advincula de extremo) y tuvo errores (rotaciones inexplicables todo el tiempo e insistir con algunos jugadores que no están a la altura). Tal vez su principal error es no haber podido consolidar un equipo en más de 5 meses de trabajo. Y se terminó el tiempo.

El jueves jugará el partido de ida ante Palmeiras. Otra vez en La Bombonera. Debe sacar un resultado positivo y ganar por la mayor diferencia posible. Deberá elegir 11 jugadores después de la enorme cantidad de pruebas que hizo. No puede fallar. La variación permanente de nombres hizo que algunos jugadores pierdan confianza. Hay niveles bajísimos.

El calendario puso, encima, a River en el medio de la serie con los brasileños. Y también en La Bombonera. Jueves Palmeiras, domingo River y el otro jueves en San Pablo el partido definitorio. La obligación, con este plantel, es ganar todo. La Libertadores es el gran objetivo, pero el más difícil. Y el que sentenciará la suerte del DT.

Hay elecciones a fin de año. No es un detalle menor. Almiron deberá conseguir mejores resultados para ganarse la ratificación para el año que viene. Si gana el oficialismo tiene chances de continuar. Si pierde Riquelme, dejará de ser el DT pase lo que pase. Las otras listas no lo tienen entre sus planes.

El nivel del equipo viene siendo de flojo para abajo. Quedan tres entrenamientos y a la cancha. Almiron deberá definir esquema, el lateral derecho, el 5, los internos, el 9 y los extremos. Si. Salvo Romero, Rojo, Medina y Barco todos pueden salir por rendimientos. Parecen demasiadas dudas a tan poco de jugar partidos tan trascendentales.

¿Qué hará? ¿Qué equipo armará? ¿Cómo jugará Boca? Solo Almiron lo sabe. Ojalá lo sepa. Y no se equivoque.