Cuando Óscar Romero llegó en el mercado de pases de verano, muchos sabíamos que aportaría otras características que las de su hermano Ángel, quien había sido el primer apuntado por la dirigencia para reforzar al plantel de cara a la Copa Libertadores.

El paraguayo se sabía que jugaría mucho menos dentro del área y sus tareas se centrarían básicamente en crear situaciones de peligro, algo similar a lo que hacía Juan Román Riquelme en sus épocas como jugador para darles protagonismo a los delanteros.

Si hay algo que se le viene criticando a este equipo actual de Boca, es la falta de gol por parte de sus volantes. En lo que va del año, ningún ocupante del puesto debutó en la red y, por supuesto, el mellizo no es la excepción. De todas formas, sus números en los pocos minutos en los que jugó avalan que se ha convertido en una pieza clave para los festejos del equipo.

Ser el goleador tiene un gran mérito, pero no siempre se llega solo. Óscar tiene su cuenta en cero, aunque en 571 minutos acumulados ya fue parte de cuatro asistencias para que sus compañeros definan (Always Ready, Central Córdoba de Rosario en dos ocasiones y Central Córdoba de Santiago del Estero).

Nueve fueron los partidos en los que el surgido en Cerro Porteño vistió hasta ahora la casaca Xeneize, sin embargo, solo en tres los completó de inicio a fin. Es así, que su promedio de pases de gol escala a 0.63 cada 90' minutos y esto le permite tener estadísticas mejores que otras glorias como Guillermo Barros Schelotto (0.39), Diego Maradona (0.33) o el mismo Román (0.33), aunque estos tienen un gran caudal de partidos en sus espaldas y por consecuencia el número es más bajo.