El gran acierto de Almirón se llama Luis Advíncula. Después de aquel golazo frente a Deportivo Pereira en La Bombonera, el entrenador vio algo en su explosión ofensiva y decidió moverlo tácticamente. El peruano escaló metros en el campo y comenzó a ser indispensable en la versión ofensiva del equipo.

No solo Advíncula comenzó a destacarse en el carril derecho. Marcelo Weigandt fue creciendo en importancia a la hora de sus relevos conformando una sociedad clave entre los dos laterales derechos. Sin embargo, cuando llegó el momento de ratificar dicho tándem en un partido clave, Almirón lo desarmó.

Antes de visitar a Deportivo Pereira en Colombia, el dúo Advíncula-Weigandt había sido clave en sus últimas cuatro victorias hasta ese entonces. Entre los dos habían cosechado 6 asistencias y 2 goles. Pero el entrenador ante la sorpresa de todos decidió regresar a Advíncula a la defensa y en lugar de Weigandt poner un extremo natural como Briasco. El resultado y la imagen futbolística de Boca ya sabemos cuál fue.

Otra decisión que generó polémica fue la tardía decisión de que Cristian Medina se aferre a la titularidad. Después del traspié en el clásico con River, el nivel individual de Medina fue lo único destacable en Boca. Al partido siguiente repitió desde el inicio frente a Belgrano y fue la figura. Sin embargo, al partido siguiente con Argentinos Juniors volvió al banco.

En La Paternal no solo sorprendió sacando a Medina sino también a Varela, corriendo a Pol a la posición de 5. Es más, Medina no volvió a jugar desde el inicio hasta el partido con Tigre. Y justamente ese partido fue el que convenció al DT, de que finalmente se había ganado la titularidad.

Aquel partido con Tigre fue hasta el momento el mejor partido del ciclo Almirón, destacándose por sobre el resto el gran nivel que mostró el mediocampo integrado por Medina, Varela y Equi.

Sin embargo, cuando parecía que Almirón no tocaría más el equipo con ensayos que generen polémica, aterrizamos en el partido con Arsenal donde el entrenador sorprendió rompiendo aquel mediocampo con Tigre para forzar la convivencia de un doble 9, entre Merentiel y Benedetto.

Cada vez que cambió, los resultados no fueron positivos. Sobre todo en la imagen futbolística que dejó. Este martes se avecina otro partido clave y en principio el único cuestionamiento se podría centrar en por qué su 9 sigue siendo Darío Benedetto.

Frente a Colo Colo, dirá presente la sociedad Weigandt-Advíncula, estará en la mitad de cancha Medina y en lugar de Sebastián Villa aparecerá Luca Langoni. Hasta ahí, desde nuestra lógica, decisiones acertadas. Sin embargo, el signo de interrogación vuelve a tener a Miguel Merentiel en el centro de la escena, en esta oportunidad desde el banco de suplentes.

Sabido es y lo ha hecho público el propio Almirón que Benedetto es un jugador por el cual tiene devoción y busca recuperarlo brindándole la titularidad en situaciones claves. Solo el tiempo dirá cuánto crédito tiene Pipa todavía en la cabeza del técnico.

Solo espero que a partir de Colo Colo, el equipo comience a armarse solo, avalado por el propio rendimiento colectivo e individual. Y si los resultados acompañan, ya no improvisar, ni ensayar nuevas opciones. ¿O sea, si algo funciona, para qué cambiarlo? Si resulta, me inclino por un cartel que advierta: PROHIBIDO TOCAR.