OPINIÓN - MARTÍN ARÉVALO
Battaglia quiere y necesita afianzar una idea. Mientras tanto, convive con suspensiones y lesionados que generan que no pueda poner equipos parecidos.
Por: Martín Arévalo
16 de abril de 2022
En muchas
ocasiones, la vida te plantea la disyuntiva entre querer y poder. A veces van
de la mano y es el mejor escenario, pero en otras no es el ideal y ambas
situaciones terminan siendo excluyentes. Como en este caso lo es para
Battaglia, que cuando estuvo en Reserva formó un equipo que salía de memoria o
tenía pocas variantes, mientras que desde que lo confirmaron como técnico de
Primera, allá por el 31 de diciembre, aún no pudo siquiera repetir equipo para
intentar darle rodaje a una idea.
Algunos
porqués estaban claros desde un inicio. Las suspensiones de los futbolistas
para la Libertadores se conocían con anterioridad, así que no hay sorpresa.
Pero a este problema se sumaron algunas lesiones imprevistas en lugares de la
cancha donde no hay más variantes que las que se utilizaron.
Lo primero
que debe intentar el DT es optimizar los recursos. Por eso, y para no
desgastar, prefirió que los que estaban afuera de la Libertadores jugasen por
el torneo: Rojo y Villa. Los dos son titulares, aunque para afianzar una dupla
de centrales (Zambrano y Figal o Avila, por ejemplo) no tendría que haber
jugado Marcos. Pero si bien a los zagueros no se les dio tanto rodaje y se los
cuidó, el peruano y el ex Independiente se desgarraron. Imagínense si Battaglia
los hubiera exigido en todos los partidos.
El DT no
puede repetir duplas, no puede generar sociedades por la cantidad de variantes
y tampoco puede intentar afianzar una idea. Con River jugaron Zambrano y Rojo,
con Arsenal Figal y Rojo, con Deportivo Cali Zambrano y Ávila, con Vélez Aranda
y Rojo, mientras que con Always Ready terminaron jugando Avila y Aranda. Cinco
duplas en cinco partidos. Y por si esto fuera poco, se le lesionó el arquero
que le hizo ganar títulos y partidos, Agustín Rossi. Ahí también tuvo que cambiar.
Uno de los mejores jugadores del equipo es Zeballos. ¿Por qué no juega más? Porque tiene que jugar otro de los mejores, Villa, que está suspendido en la Copa. Entonces, el entrenador tiene el temor de usarlos juntos y que haya algún lastimado. Si se lesiona Zeballos, ¿quién jugará la Copa? Solo Salvio lo hace en esa posición de extremo.
En fin, problemas que se conocían pero que se agravaron por lesiones totalmente inoportunas. Desgarro de Pol Fernández, desgarro de Figal, desgarro de Zambrano, desgarro de Pulpo González, y hasta operación de Izquierdoz. Battaglia tenía todo resuelto, porque el capitán no iba a poder jugar la Copa pero al ser fija en el torneo, iba a compartir dupla con Rojo. Y luego, la dupla de la Copa se entrenaba y jugaba.
Hoy
Battaglia quisiera tener un equipo que salga de memoria. Siempre sabiendo que
en estos torneos necesita de todos, aunque haya tenido que recurrir a ese "todos"
mucho más rápido que lo que hubiera querido.
Con este
panorama, es casi imposible que la idea se pueda llevar a cabo dentro de la
cancha, si lo único que tiene que hacer es tapar un agujero tras otro. Mientras
tanto, se le viene Lanús, entendiendo que son tres los partidos que se
aproximan por torneo local en una semana y que no puede dejar más puntos en el
camino. Además, cómo si no fuera importante, después de ganar debe buscar que
su idea quede arraigada. Un plan que se sabe ambicioso, pero que es el único que
sirve cuando se dirige a Boca.
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