Aunque cueste creerlo, pasaron ya 25 años de aquella fría noche del 3 de septiembre de 1997, la jornada copera donde debutaron en Boca dos figuras indiscutibles que se transformarían tiempo después, en referentes absolutos de la institución Xeneize y llevarían al club hacia la cima absoluta del fútbol mundial.

La leyenda cuenta en aquella jornada, Boca no lució sus tradicionales colores azul y oro sino que saltó a la cancha con una llamativa camiseta blanca que apenas exponía unas delgadas líneas con los colores originales de la institución de manera horizontal. Los elegidos por el Bambino Veira, entonces entrenador del primer equipo Xeneize para enfrentar al Cruzeiro fueron: Córdoba; Solano, Bermúdez, Traverso, Arruabarrena; Toresani, Berti, Cagna; La Paglia; Latorre y Palermo.

Esa noche, Jorge Bermúdez utilizó la camiseta número 17, marcó su primer gol en el club en el minuto 28 y cometió su primera falta en Boca antes del primer minuto de juego provocando un estallido de júbilo en el público que asistió al estadio. "El Patrón", tal cual se lo conocía ya previamente a su arribo al club, pasó su mejor momento deportivo en la institución donde supo obtener seis títulos por demás importantes (Apertura 1998, Clausura 1999, Apertura 2000, Copa Libertadores 2000, 2001 y Copa Intercontinental 2000).

Por otro lado, la primera jornada de Martín Palermo en el estadio que él mismo iba a vestir de gloria en tantas jornadas inolvidables, no fue la esperada y además de retirarse sustituído, generó cierta desconfianza sobre su contratación en la gente.

Lo cierto es que "El Titán", solo necesito tiempo para demostrar toda su valía y su indiscutido potencial que lo llevó a transformarse, nada más ni nada menos, que en el máximo goleador de la historia de Boca tras convertir la increíble y escalofriante suma de 277 goles con esta camiseta. Además, Palermo ganó absolutamente todo con la institución Xeneize que supo cobijarlo como un verdadero hijo pródigo pese a no haber nacido futbolísticamente en la casa.